Pedro Luis Ferrer vuelve a Sancti Spíritus

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El autor de Mario Agüé, Inseminación artificial y Cómo me gusta hablar español, se presentará en el Teatro Principal como parte de una gira nacional.

Cuando las canciones brotan desde la sinceridad y lo genuino, se me quedan archivadas en el oído a pesar de vientos y temporales. Me sucede con Santiago, cuna y pan, del cantautor cubano Pedro Luis Ferrer (Yaguajay, 1952). Legítima pieza, este número, al menos para este servidor, no ha dejado de ser una clase de identidad, de cubanía.

De esa fecha a hoy, mucho ha crecido la voz y la estética del músico que se presentará esta noche en el Teatro Principal, de Sancti Spíritus, como parte de una gira nacional con la cual festeja, junto a su grupo, sus 40 años de vida artística. Ferrer no actuaba en la provincia desde el 2010, en ese año estuvo en Yaguajay y Trinidad.

En aquella oportunidad, cuando un colega le preguntó por el aporte de su familia (los Ferrer) a la cultura cubana, Pedro Luis subrayó: “No me gusta sobredimensionar mi obra; en realidad yo soy un músico cubano y lo que he hecho es trabajar con mi sensibilidad y mis convicciones”.

Con apenas 12 años, dejó a Yaguajay para vivir en La Habana. Atrás el batey Narcisa, donde el hollín del central y el olor a melaza eran escenas cotidianas: “Lo recuerdo todo en detalles: mi casa, mis amigos, la escuela; allí adquirí muchas esencias que hoy me acompañan y conocí a cultores de la décima, además de que mi padre y mi tío estaban vinculados con el arte”, también rememoró en aquel diálogo con la prensa provincial.

Un vecino del ingenio/ dice que Dorita es mala, / para probarlo me cuenta/ que es arisca y mal criada/ y que cien veces al día/ todo el batey la regaña. El poema nació de la pluma y, sobre todo, del alma, de su tío Raúl Ferrer; pero la música, honda y desgarrada, vino de Pedro Luis. Romance de la niña mala no ha perdido la calidez de cuando el sobrino también decidió hacer suyo esa historia a través de su voz, de sus acordes.

“He tratado de ser original en mis concepciones, pues pienso que todo artista debe tener su propia personalidad -manifestó Pedro Luis Ferrer, según refiere Ecured-. No obstante, reconozco el valor de trovadores como Silvio Rodríguez a quien debe mucho la Trova Joven e indirectamente contribuyó a mi creación como compositor. No quiero decir con esto que imito a alguien, no, partí de una iniciativa de Silvio y a ella brindé mi propia aportación. Al principio no sabía cómo canalizar mi inquietud creativa. Pero partiendo de la tonada de Carlos Puebla, de su mensaje cubano y con la idea proyectada por Silvio elaboré mi línea de trabajo. Que en su contexto reúne ambas expresiones pero dista mucho de imitarlos”.

El autor de Mario Agüé, Inseminación artificial y Cómo me gusta hablar español, desde finales de la década de los 70 hasta la fecha ha actuado en Polonia, Suecia, Noruega, Finlandia, Angola, España y Estados Unidos, adonde ha llevado, entre otros géneros, el son, el changüí y la guaracha.

Al valorar la obra musical de Pedro Luis Ferrer, el musicólogo e investigador Danilo Orozco ha expuesto que el virtuosismo guitarrístico del cantautor “es resultado de una completa formación técnica -aunque no sistemática- en su instrumento, además de un sonido bello y potente. Sin embargo, no es de esos guitarristas que emplea grandes complejidades armónicas y recursos percutidos; pero, sin dudas, bien pudiera afirmarse que si sus acompañamientos prescindieran de la voz, quedarían como obras para guitarra sola de un gran valor musical intrínseco. Pero lo medular en él es su acendrada cubanía, esa que le permite crear en las más diversas formas musicales de nuestra música, con magistral manejo de la picaresca criolla, sin olvidar el alto vuelo lírico presente en toda su producción, vale decir, su talento como poeta”.

La presentación de Pedro Luis Ferrer en Sancti Spíritus será momento para aquilatar la dimensión creadora del artista, cuya obra lleva el signo, igualmente, de la agudeza de la letra, que mueve la reflexión.