Programa de ordenamiento y desarrollo turístico en el importante ecosistema del sur espirituano prioriza aprovechamiento de los recursos naturales
Trabajos de reforestación, eliminación de cárcavas y plantas invasoras, limpieza e higienización del litoral y sobre todo incremento de la vigilancia ambiental vienen transfigurando el ecosistema costero de la península de Ancón, una lengua de tierra ubicada entre el mar Caribe y la bahía de Casilda, privilegiada por el valor de sus playas y sus paisajes.
Además del Instituto de Planificación Física (IPF) y los Ministerios del Turismo y Medio Ambiente, con un papel determinante en la zona, en la preservación de la península también se han involucrado otras entidades como las Empresas de Flora y Fauna y Forestal Integral, del MINAGRI, Comunales, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) y los Ministerios de la Construcción, de Comercio Interior y del Transporte, entre otros.
Ante el incremento estimado del fondo habitacional en predios del ecosistema, autoridades gubernamentales que trabajan en la actualización del programa de ordenamiento de la zona han insistido en la necesidad de lograr un crecimiento de la actividad turística que no vaya en menoscabo de la protección de los valiosos recursos naturales que atesora el saliente, de 10,9 kilómetros cuadrados.
Un diagnóstico realizado a la península hace algunos años por el Centro de Estudio de Playa, de Varadero, y el de Servicios Ambientales, de Sancti Spíritus, dictaminó excesiva compactación, pérdida de arena y evidente erosión en el balneario espirituano, males asociados a su mal manejo durante décadas —inversiones demoradas, construcciones sobre la duna, deforestación y demoliciones mal ejecutadas—, todo lo cual ahora se está intentando enmendar.
Punta de Ancón —se extiende desde el hotel de igual nombre hasta el extremo más oriental de la península— figura, junto a Topes de Collantes, el Valle de los Ingenios y las arenas cuarcíticas de Casilda, como uno de los sitios beneficiados en este municipio con el Proyecto Internacional Mejorando la presencia, control y manejo de especies exóticas invasoras en ecosistemas vulnerables en Cuba, que sufraga el Fondo Mundial de Medio Ambiente (GEF, por su siglas en inglés) a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Isora Montano Perdomo, especialista de la Unidad de Medio Ambiente en Sancti Spíritus, explicó que el proyecto, concebido para un plazo de cinco años, respalda la entrada de recursos y medios de trabajo en función del manejo del paisaje, sobre todo el control de especies exóticas como el marabú y la leucaena, entre otras, todo lo cual hoy permite apreciar los primeros resultados, entre los que se incluyen también acciones de capacitación y educación ambiental.
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