Después de recorrer palmo a palmo las 36 calles empedradas del centro histórico de Trinidad y “diagnosticar” sus daños, trabajadores de los diversos sectores dan una mano a las brigadas de la Oficina del Conservador de la Ciudad para restaurar uno de los símbolos más preciados de la villa: sus famosas chinas pelonas.
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Los hay como José Cuevas Cantero, obrero de la Planta de Asfalto de Trinidad, con alguna experiencia ya en estas labores: “En otras ocasiones hemos apoyado este trabajo, pero usted ya sabe, este año tenemos una motivación especial: los 500 años de la ciudad.”
Pero otros se estrenan en un oficio que tiene sus secretos para que las piedras queden bien sembradas y no sufran los estragos del arrastre de las aguas y de los vehículos.
Las mejoras en el empedrado deben cubrir prácticamente toda el área del centro histórico urbano y ya son 26 arterias, aseguran autoridades del gobierno en Trinidad, las que recuperan este detalle especial de nuestro paisaje citadino, en vísperas de los festejos por los cinco siglos de la urbe.
Hoy estas piedras son traídas desde las laderas de los ríos, pero igual evocan a esas primeras que llegaron como lastre de las embarcaciones del Viejo Mundo y los esclavos sembraron en la villa para trazar ese entramado único, maravilloso.
Boca, Amargura, Real del Jigüe, Alameda, Cañada y muchas otras calles vuelven a presumir de este símbolo muy nuestro, que a veces agota al caminante cuando desciende la suave cuesta, o le sorprende una curva, y que lo invita siempre a descubrir la magia y el espíritu de toda una ciudad.
DEBE QUEDAR BELLA.GRACIAS.