Importantes documentos históricos pertenecientes al siglo XIX se conservan actualmente en el Museo General de Historia, del municipio espirituano de Jatibonico.
El Museo General de Historia de Jatibonico guarda en sus vitrinas más de cinco manuscritos con fecha de 1895; testimonio de la correspondencia sostenida entre el general Máximo Gómez Báez y el coronel Juan Veloso durante el período de la Guerra Necesaria.
Las epístolas, hasta ahora inéditas, fungirán por primera vez como material de consulta en el desarrollo de investigaciones. Para su uso, las personas deberán acreditarse y acceder a las cartas en la propia sede del museo jatiboniquense.
De acuerdo con declaraciones de Jesús Ramos Gómez, director de la mencionada institución, “los escritos han sido declarados con el valor uno de protección que otorga la Comisión Provincial de Patrimonio, por la gran importancia histórica que tienen para la localidad y el país”. La fuente dijo además que estos ya fueron restaurados en una oportunidad y que actualmente se encuentran en buen estado de conservación.
La donación de las cartas en 1986 fue cortesía de la familia Veloso, asentada en la localidad desde épocas neocoloniales. Aunque los ejemplares se mantuvieron lejos de la vista del público durante tres décadas, adquieren por estos días mayor valor de uso para el ámbito investigativo en Cuba.
La marcada dimensión de las misivas responde al intercambio de ideas entre el Generalísimo y el coronel Juan Veloso, un mambí cuya labor en la gesta de 1895 fue prolífera al destacarse como práctica y guía de las tropas del Ejército Libertador en el cruce de la Trocha de Júcaro a Morón en disímiles oportunidades.
Según Ramos Gómez, “la destreza adquirida para burlar la potente línea fortificada de los españoles hizo de Veloso el más ingenioso y solicitado de los estrategas para llevar a las tropas cubanas de un lado a otro de la Trocha”.
El Museo de Jatibonico salvaguarda otros escritos prominentes en su colección de Documentos Valiosos; dentro de ese patrimonio intangible sobresalen las cartas del general Carrillo, Panchito Gómez Toro, así como una invitación con la firma de Alejo Carpentier y Valmont, incitando la participación de la localidad en la primera Feria del Libro luego del triunfo de la Revolución de enero de 1959.
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