Un informe del Inspector General Especial de Estados Unidos para la Reconstrucción de Afganistán, John Sopko, reconoció que existen serias irregularidades en la administración de los recursos norteamericanos en el país asiático.
Funcionarios de la oficina que preside Sopko, conocida en inglés por Sigar, detectaron la pérdida de documentos que avalan un gasto de casi cuatro mil millones de dólares en combustibles para los vehículos de las fuerzas de seguridad afganas.
En su reporte trimestral al Congreso, la agencia hace notar la falta de control sobre la fuente donde se adquirió el carburante, parte del cual pudo comprarse en Irán, lo que resulta una violación de las sanciones comerciales que Washington mantiene contra el Gobierno de Teherán.
El documento, citado por el diario Stars and Stripes, señala que equipos adquiridos por casi 13 millones de dólares para el sistema eléctrico afgano permanecen desde hace varios años en un almacén porque las compañías locales del ramo no han sido capaces de instalarlos.
Los auditores detectaron además que un edificio construído a un costo de siete millones de dólares para la policía afgana en la provincia de Kunduz apenas alberga 12 personas, la mayor parte de la instalación está en desuso y casi todo su equipamiento fue desmantelado.
Los militares estadounidenses pagaron de forma innecesaria seis millones 300 mil dólares en labores de mantenimiento de vehículos de las fuerzas de seguridad afganas que ya estaban destruídos o no prestan servicios desde hace más de un año.
El texto recuerda que desde 2009, la Sigar ha identificado problemas en todas las áreas de la actividad de reconstrucción del país, desde una planificación inadecuada, insuficiente coordinación e ineficiente ejecución, hasta la falta de parámetros correctos para medir los avances de la actividad reconstructiva del país.
El anterior jefe de esa oficina, Arnold Fiels, se vio obligado a renunciar a finales de 2011 debido a las críticas que recibió de sus propios subordinados y de algunos congresistas por la falta de eficiencia en la administración de los recursos en Afganistán.
Estados Unidos mantiene 68 mil militares en el país asiático, y está previsto que comience a reducir sus tropas en los próximos meses, hasta su retirada total el 31 de diciembre de 2014, aunque todavía se discute en la Casa Blanca si se mantendrá alguna presencia castrense después de esa fecha.
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