Al norte del municipio espirituano de Taguasco, decenas de campesinos desoyen los cantos de ciudad y labran en la tierra los destinos alimentarios y personales.
Santa Rosa marca una ruta imprescindible en el acarreo de comida en Taguasco. Apegados a la tradición familiar, más de 100 campesinos explotan fértiles suelos; sin mucha rimbombancia convierten la zona en un polo tabacalero y agropecuario imposible de ignorar en los trazados productivos de la provincia.
En decenas de fincas localizadas hacia el norte de ese municipio, tomó asiento la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Obdulio Morales, una de las bases anapistas más emblemáticas de Sancti Spíritus, que desde antaño y hasta hoy no ha esquivado la vocación tabacalera al tiempo que camina con acierto en la diversidad productiva.
EXPEDIENTE CUMPLIDOR
No son muchas las bases campesinas que pueden mostrar un expediente cumplidor en todos los planes agropecuarios; ahí radica uno de los rasgos distintivos de la Obdulio Morales cuando se hable de renglones como el tabaco, la leche, la carne, los granos, las viandas y el tomate, entre otros.
Bajo una agricultura de secano, esta cooperativa saca provecho a cada etapa. “Aquí tenemos la filosofía de que el campesino confía en quien lo dirige, le visitamos la finca y se le atiende”, expone Armelio Gómez Acosta, presidente de la CCS desde hace 24 años.
Sentido de pertenencia, disciplina y disposición para responder a los reclamos productivos son también pilares que sostienen los resultados de la entidad. “El campesino no está mirando nada más hacia un cultivo, si hacen falta frijoles, leche, tomate, otros alimentos, ellos responden”, apunta Pedro Jiménez, vicepresidente de la CCS y delegado del Poder Popular en esa circunscripción.
Decir que una cooperativa con más de 40 años de creada siempre ha sido rentable es expresión de buenos dividendos productivos, interrelación colectiva y acertado manejo; por eso en el ámbito municipal la Obdulio Morales atrae compromisos y resuena más allá de sus aportes, tanto que “si la cooperativa no asiste a la Feria de Taguasco, es como si faltara Industriales en la pelota cubana”, ilustra Armelio Gómez.
No todo está resuelto en las fincas de Santa Rosa, de ahí que junto a las cosechas y los recursos, haya reclamos sobre la necesidad de reparar el camino, de mejorar la maquinaria, atender el cuidado de los suelos, fortalecer el trabajo con la semilla e incrementar el riego. “Tenemos una conductora de agua pero no da servicio y aspiramos a que la empresa de Tabaco la pase a la CCS para explotarla más”, refiere el presidente de la cooperativa.
DEL MARABÚ A LA VEGA
Todavía Reinaldo Robaina Olivera, conocido por Isasi, se asombra del monte de marabú que tuvo que desmontar para que el suelo de la finca Santa Julia fuera cultivable. “Oiga, cuando me dieron este pedazo para tabaco, estaba para cogerle miedo; fíjese, que entramos tres hombres con las bestias por un trillito y tuvimos que virar con los caballos de cabresto (de mano), porque no cabían por aquel espacio”.
“Para tumbar el marabú hay que trabajar muy duro -confirma Isasi- “tienes que verte la sangre todos los días, pues no te escapas de los rasguños y pinchazos”.
En dicha área el productor ha levantado ya ocho vegas “con más de 200 quintales de tabaco todos los años”. Su currículo campesino lo distingue también por la entrega de leche los 12 meses de año, “aunque no llueva; donde se incumpla la entrega de leche, yo le digo a usted que lo que falta es control”, afirma.
Envuelto en el ambiente laboral de la zona, Isasi refiere: “Si llegaran todos los recursos que nos dicen, pudiéramos aportar más producción” y para avalar su compromiso con el surco relata: “como el año anterior me faltó un poquito para llegarle al plan de frijol, estaba abochornado; ahora sembré más área para cumplir, pero le bajaron el precio y eso desestimula”.
En una de las fincas limítrofes de la cooperativa, Isbel Camacho Hernández no admite ni en pensamiento la idea de abandonar la zona. “Soy único hijo, seguí la carrera de mi papá y me quedé en el sitio”, expresa.
Cuando se habla de la Obdulio Morales, las fincas de Santa Rosa pierden los linderos, pues “aquí todos somos iguales, si hay abono para uno, hay también para el otro”, precisa Isbel. Los Camacho, los Domínguez, los García… son apellidos que echaron raíces y mantienen continuidad en este pedazo de Taguasco, un paraje rural donde el apego a la tierra traza los destinos de las familias y de una de las zonas que más comida aportan en ese municipio.
En pocas palabras se puede resumir el nombre SANTA ROSA tierra de GUAJIRO pues dentro de ellos existen tradiciones y cultura laboral de forma integral mas tienen agallas voluntad respeto honradez amor y honestidad todas a pruebas diariamente por el duro bregar por los trabajo que realizan estos nobles pero gigantes campesinos los que no albergan dentro de ellos la avaricia en ninguna de sus manifestaciones a pesar de ser incluyen injustamente en el mismo saco que el in-cumplidor por razones aparentes y aparentemente es el mismo cuadro administrativo des-honesto que con seguridad no sabe ni sembrar ni papas pues no sabe distinguir a los trabajadores de SANTA ROSA que es tierra de GUAJIROS en el ESCAMBRAY. Lazaro izquierdo
dice el articulo, que estamos ante una agricultura de «secano», en una zona que para Taguasco significa lo que Industriales para la capital en terminos beisboleros, y despues viene la contradiccion: tenemos una conductora de agua «que no da servicio» pues la tiene una empresa estatal, si la tuviera la ccs se resolveria el problema, asi tan sencillo es, pues, aqui se esta emplazando o no a esa Empresa a que de respuesta de algo tan importante como la comida del pueblo, el periodista no hace enfasis en este aspecto, solo lo menciona como de pasada, hace mucho tiempo que Raul hablo de la importancia de los frijoles, esto no es de ahora y de las nuevas medidas economicas.