Viene ocurriendo una trascendental mudanza de las palancas de poder económico y militar entre EE.UU.-OTAN vs. Rusia-China
En una de las obras del mítico escritor estadounidense Edgar Allan Poe, se expresa que la mejor manera de ocultar algo, es ponerlo a la vista de todos, y así ha venido ocurriendo con las señales continuas de cambio o trueque que ahora mismo se están manifestando en la relación de poder entre el bloque conformado por los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, en relación con las potencias emergentes de Rusia y China.
Señales que, aunque ningún especialista ha valorado y vinculado hasta ahora en una tendencia regular, progresiva y sistémica hacia el cambio de la correlación de fuerzas en el mundo, se están revelando de una forma cada vez más clara con cada día que pasa.
En otras palabras, la hipótesis que sustenta este trabajo, es que, a medida que la economía de los Estados Unidos y sus aliados europeos de la OTAN se hunde en el marasmo de la crisis general capitalista, afectando su proyección militar global, la de la alianza ruso-china experimenta un incremento notable que le está permitiendo dedicar crecientes recursos al desarrollo en el área de la defensa y los armamentos estratégicos en esta segunda década del siglo XXI.
Partiendo de esa premisa, se deduce que, si no ocurre antes un evento catastrófico como puede ser la destrucción del planeta por una guerra nuclear, o conmociones generalizadas de tipo social derivadas de la propia crisis capitalista actual, que arrasen con el orden establecido, el sistema de gobierno imperante en los Estados Unidos y Europa Occidental está condenado a eclipsarse en medio de sus -al parecer- insolubles contradicciones internas.
Este proceso estaría siendo acompañado de forma paulatina y en un plano paralelo, por el fortalecimiento militar y económico constantes de potencias como China y Rusia, que ganan influencias cada vez mayores en la arena mundial por su poder económico creciente y la potencia y avances tecnológicos de sus medios defensivos y ofensivos, obligados a la hipertrofia por el reto de un coloso moribundo: los Estados Unidos de América.
ESCENARIO SORPRENDENTE QUE VUELVE
Una segunda hipótesis sobre el presente tema, expresa que, precisamente ahora se repite un escenario bastante aproximado al existente en 1989-1991 en que la Unión Soviética colapsó en medio de sus grandes contradicciones y desbalances, cuando trató de enfrentar el reto que representó para su exhausta economía, la llamada Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), propugnada por el presidente Ronald Reagan. Pero para esto es preciso hacer un poco de historia.
Primero se impone recordar que, en respuesta a la humillación sufrida durante la Crisis de Octubre de 1962, cuando el Kremlin tuvo que plegarse a las condiciones norteamericanas porque para entonces, Rusia había quedado muy rezagada con respecto a EE.UU. en el campo de los misiles y las armas nucleares, la URSS se embarcó en un esfuerzo supremo por equilibrar la balanza estratégica.
Así, en años subsiguientes, a la par que desarrollaba al máximo sus fuerzas convencionales, desplegando en Europa Oriental un ejército inmenso, construyó más de 6000 ojivas atómicas con sus vectores y una armada submarina de primer orden, logrando para inicios de los años ’80 una clara ventaja sobre EE.UU.
Pero, en las nuevas condiciones, próxima aún la debacle norteamericana en Indochina (1975) y muy reciente el triunfo sandinista en Nicaragua (1979), Washington no se conformó con una paz establecida sobre el principio de la Destrucción Mutuamente Asegurada (MAD), en un escenario de superioridad bélica de Moscú.
De ahí que, el 8 de marzo de 1983, en un discurso notablemente agresivo, el presidente Ronald Reagan calificó a Rusia de “imperio maligno”, declaró inmoral a la MAD, sembró alarma acerca del crecimiento del potencial ofensivo soviético y estableció la posibilidad de contrarrestarlo por medios técnicos avanzados. Dos semanas después, en otra comparecencia pública, Reagan presentó la llamada Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), llamada pronto por los periodistas Guerra de las Galaxias, en alusión al reciente filme homónimo de George Lucas.
A resultas de la IDE, Estados Unidos se embarcó en un colosal programa de investigación y diseño de armas estratégicas a un costo estratosférico, consistente en el desarrollo de láseres súper potentes, cañones electromagnéticos, haces generadores de partículas y otros ingenios, supuestamente capaces de destruir los proyectiles rusos en distintos momentos de su trayectoria.
Y todo esto ocurría cuando en Europa se comenzaban a instalar los mísiles norteamericanos Pershing II, idóneos para alcanzar sus blancos en la URSS en cuestión de seis u ocho minutos, los que por ello fueron llamados “armas del primer golpe”.
LA URSS IMPLOSIONA
Sería un tanto superficial e inexacto echar toda la culpa de la caída de la URSS a los costos ingentes de su programa militar en su intento de contrarrestar de manera “asimétrica” el reto de la IDE, pero no hay dudas acerca de que, en un escenario interno complejo en lo político y lo económico como el que imperaba por entonces en la Unión Soviética, la tal “Iniciativa”… fue como la gota que colmó la copa.
Enormes gastos militares y fuertes desequilibrios en la industria acarrearon al país del llamado Socialismo Real en 1990-91, la crisis terminal. En esas condiciones, incapaz de materializar cambios estructurales importantes, sin menoscabo de la línea política, la URSS colapsó durante el mandato de Mijaíl Gorbachov, causando un daño colateral inmenso a la causa del socialismo a nivel mundial.
Vendría entonces un período aciago, marcado por el señorío de una sola superpotencia en la arena internacional, con guerras sucesivas de dominación y sometimiento en Yugoslavia (1999), Iraq (1991), Afganistán (2001) y nuevamente Iraq (2003), sin que Rusia (heredera de la Unión Soviética) pudiera hacer nada por impedirlo.
EE.UU. CON PLOMO EN EL ALA
No obstante, de esa carrera por la hegemonía, EE.UU. también salió tocado. Se echó encima por ambición y ansias de predominio el peso insoportable del planeta, como el gigante Atlas, asumiendo desafíos reales o supuestos en distintas partes del mundo, desde el Líbano a Somalia, y desde Libia hasta Corea.
Los costos formidables de la IDE marcaron un momento histórico de hipertrofia sin control del Complejo Militar Industrial, que alteró las proporciones internas de las inversiones del Gobierno, aunque en un primer momento los efectos pudieron ser atenuados con medidas paliativas durante los Gobiernos de George Bush padre y de Bill Clinton.
Pero los problemas estructurales de la economía norteamericana, acentuados durante la administración de George W. Bush, la elevación de los precios del petróleo y de las materias primas, ocasionada en parte por la avidez de mercados emergentes como los de China y la India, los aprietos sucesivos como la quiebra del sector inmobiliario y de los créditos subprime, todo ello fue aflorando ya en el primer mandato de W. Bush, deviniendo crisis general del sistema.
Con Bush hijo reapareció el déficit en el presupuesto del país a resultas del aumento del gasto bélico, que pasó de 371 a 735 mil millones entre 2000 y 2008, y las reducciones de impuestos a los más adinerados. Los sucesivos planes de rescate W. Bush y de su sucesor, Barack Obama, por 700 y 900 mil millones de dólares, respectivamente, para los bancos y las empresas en problemas, resultaron un lenitivo temporal, no una solución.
La situación es tan grave que, ante la falta de acuerdo entre el Ejecutivo y el Congreso para reducir el déficit fiscal, el 1 de marzo de 2013, entraron en vigor una serie de recortes a los gastos gubernamentales por más de 85 mil millones de dólares, con afectaciones significativas a programas sociales.
Pero no menos importante resulta el recorte de más de 46 000 millones de la asignación del presupuesto del Pentágono, que, según medios de prensa afectará los planes de proyección militar de Estados Unidos y su programada reorientación a la zona de Asia-Pacífico. Esto perturbará también el despliegue de grupos de batalla de portaaviones en puntos candentes del globo terráqueo.
Al mismo tiempo, la situación en Europa sigue de mal en peor. Las autoridades comunitarias han intentado “soluciones” por distintas vías y, sin embargo, el desempleo continua por las nubes y las condiciones económicas en la UE se han deteriorado de modo constante en los últimos meses, uniéndose ahora el desbarajuste chipriota al caos griego, español, portugués e italiano, sin que se vislumbre una salida.
SE INVIERTE EL PARADIGMA
Ante una realidad económica adversa y difícilmente reversible para norteamericanos y europeos, se manifiesta la pujanza de la alianza ruso-china en los planos económico y militar, con una clara tendencia a la complementación en numerosos campos entre ambas potencias.
Contrastan en el plano informativo los reportes de nuevos logros de Pekín y Moscú, con las pésimas noticias que llegan desde Washington y Bruselas. Así, al pie de titulares como: “Estados Unidos al pie del deffault total”, “EE.UU., 10 burbujas a punto de explotar”, “EE.UU., algo grave está por pasar”, o “Peter Schiff: Los bonos norteamericanos se dirigen al colapso”, entre decenas de otros titulados de ese talante, se reciben los que expresan:
“China desbanca a EE.UU. como potencia comercial en 2012”, “El arrollador paso de la economía china” o “Las reservas internacionales de China duplican la reserva mundial de oro”, a lo que se une: “China desplazará en el 2016 a EE.UU. como primera economía mundial”, lo que puede equipararse con muchos reportes sobre Rusia que, si bien no tan categóricos, si demuestran el creciente poder de su hacienda, sustentado en materias primas de alta demanda como el petróleo y el gas, la producción agroalimentaria y el complejo industrial militar.
EL FACTOR MILITAR
Por último, preciso es señalar que, a partir de la triste experiencia de Libia, émula de los tiempos de la destrucción de Yugoslavia y el desbocamiento agresivo EE.UU.-OTAN, y ahora ante los intentos descarados de forzar cambios de régimen en Siria e Irán, Moscú y Pekín han coincidido en acentuar su fortalecimiento militar adoptando grandes programas de rearme bélico por valor de cientos de miles de millones de dólares, única forma de dar credibilidad a sus políticas.
Este programa, que en el caso de Rusia comprende cerca de 700 000 millones de unidades del billete verde hasta el 2020, la dotará de alrededor de 100 buques de superficie y submarinos modernos, 1000 helicópteros, más de 600 aviones, 400 misiles intercontinentales, así como cohetería táctica y material artillero y blindado a discreción.
China, por su parte, no se queda atrás, y ya construye nuevos misiles de emplazamiento móvil, novísimos aviones de diferente tipo, submarinos, fragatas, corbetas y destructores, nuevo material blindado y portaaviones que se sumarán a su primer navío de este tipo, el Liaoning, antiguo Variag, de fabricación soviética.
Es, sin dudas, un fortalecimiento masivo del poderío militar de ambas potencias basado en sus sólidas economías, algo que a Washington y sus títeres europeos les resultará muy difícil de compensar, encontrándose hoy como la antigua URSS cuando surgió la IDE: en plena crisis sistémica. He ahí la inversión de paradigma.
EEUU y Europa Occidental reciben un aviso para el futuro. Rusia y La China actual afirmar que son tan imperialistas como EEUU es una tontería. La desaparición de estas naciones perjudicaría los procesos emancipadores de América Latina y Oriente Medio. Irán no es precisamente socialista pero su confrontación con EEUU también beneficia a los países de América Latina. La estrategia de desestabilización permanente en América Latina emprendida por la élite capitalista depredadora, iniciada tras el fracasado intento de imponer su línea económica, ha violado los principios de integridad y soberanía de los pueblos, y puede tocar fondo a partir de ahora. No parece probable que EEUU y Europa Occidental tomen la decisión de desencadenar un ataque nuclear contra un país o países, que puedan responderle con las mismas armas. Sus líderes deben aceptar el nuevo rol que les depara el futuro. No habrá superpotencias, se instalará una era donde existirá un equilibrio inestable, hasta que un socialismo comunitario equilibrado y complementario para el vivir bien se los lleve a todos por delante.
Sr: Daniel Saravia:
Le expreso mi satisfacción por el interés que puso en mi artículo sobre la disyuntiva de poder mundial en la arena internacional. Valoro sus opiniones que me dicen que el presente resulta para usted un tema relevante, y no es para menos, pues del desenlace de esta pugna depende el destino del planeta y el de todos sus habitantes. Hay personas que han tratado de cuestionar en parte mis asertos basándose en una cierta ralentización de la economía rusa en los últimos tiempos, pero no valoran las perspectivas que a pesar de todo se abren ante el gigante auroasiático partiendo de sus inmensos recursos naturales y su producción cerealera creciente, aí como en la potenciación de sus fuerzas armadas, dotadas de ingenios iguales o superiores a los de sus enemigos de EE.UU y la sumisa Europa otanista. Mis saludos para usted.
Por si solo los imperios se han puesto la soga al cuello por el excesivo abuso a sus ciudadanos y a las creaciones injustas de guerras con el negativo resulta que gastaron lo que les sobraba las monedas de forma integrar incluido bonos y mas por lo que a mi entender sin darse cuenta pusieron todo en riesgo por altanero y prepotentes pues trataron presumir mas de macho de lo que en realidad son pues CHINA Y RUSIA en silencio hicieron como las hormigas laboriosa a tal punto que los imperialistas y el DIOS de las guerras solo trata asustar a CHINA Y RUSIA con respecto a sus constantes amenaza a COREA y otras naciones pero ambos naciones no son incauta y saben que del fiero LEON no le queda mas que inclinar la cabeza pues el binomio hoy por hoy es mas fuerte y potente que los imperialistas norteamericanos y sus asociados y estos lo saben solo que lo que le queda es el maullido de LEON perdonen rugido pero tibio casi imperceptible pues solo disponen de papel moneda sin respaldo en oro ni nada valioso por lo cual en la actualidad pocos desean hacen negocios con el dolar y euro pues son de alto riesgo pues al parecer no ha funcionado el juego de las guerras para traer las fortunas de los recursos naturales de las naciones invadidas pues algunos mas listo se les adelantaron por lo que el paradigma imperial hubo de buscar un lugar mas agradable que les considerara y verdaderamente les valorara eso si CHINA Y RUSIA no le van a dar oportunidad al imperialismo que les haga una jugada o movida rara que les pueda luego dar jaque mate porque la era de los incautos ya paso. Lazaro izquierdo