En los finales de 1958, la tiranía batistiana redobló sus crímenes, entre ellos los de Ángel Montejo, Ismael Saure y Gilberto Zequeira.
El almanaque marcaba 22 de septiembre de 1958. A la hora de la cena allí en la calle Martí Sur, en Sancti Spíritus, Indalecio Montejo observó con desesperación de padre atribulado el puesto vacío de su hijo Angelito y las caras sombrías de su esposa Isabel Lorenzo, y sus otros vástagos: Lesito, Jorge e Isabelita, la más pequeña, preocupados también por aquella ausencia inusitada.
Nadie comió a gusto. Era como si intuyeran que a esa misma hora, en el Escuadrón 38 de la Guardia Rural, a poco más de 1000 metros en línea recta de donde se encontraban, a Angelito y otros dos compañeros de infortunio los estaba matando a golpes, en medio de gritos, quejidos y lamentos, una jauría de asesinos uniformados.
Luego el padre se lamentaría una y mil veces de no haber conocido con certeza lo de su apresamiento, porque hubiera movido cielo y tierra para salvarlos. Él, que sabía la fábrica de muerte en que se había convertido aquel cuartel bajo la tutela del capitán Ramón Mirabal, con al menos siete víctimas en lo que iba de mes…
LOS HECHOS
Aquel día aciago, Ángel Montejo Lorenzo e Ismael Saure Conde, dos jóvenes miembros del Movimiento 26 de Julio, salieron de Sancti Spíritus rumbo a Cabaiguán, donde debían unirse a Gilberto Zequeira Díaz, militante del Partido Socialista Popular, el hombre encargado de conducirlos a las montañas con el objetivo de alzarse contra el régimen corrupto y criminal del dictador Fulgencio Batista.
Al parecer, la poca experiencia de los dos jóvenes e indiscreciones y errores cometidos en torno a ellos propiciaron que fueran detenidos en Santa Lucía y luego llevados al cuartel de Cabaiguán, y más tarde al de Sancti Spíritus, donde se consumaría la tragedia.
EL ESTUDIANTE, EL ZAPATERO Y EL CAMPESINO
Las vidas de Ángel, estudiante del Instituto de Segunda Enseñanza de Sancti Spíritus; Ismael, aprendiz de zapatero, y Gilberto, campesino, confluyeron, pese a la diferente procedencia social, en el esfuerzo revolucionario por emancipar su patria.
Angelito nació el 3 de septiembre de 1941 y era el de existencia más holgada de los tres, pues su padre, Indalecio, desempeñaba un oficio bien remunerado en la Empresa Eléctrica. El muchacho cursó la enseñanza primaria en el colegio presbiteriano Carlos de La Torre, de Sancti Spíritus, y también estuvo un año en la Remington, ambos en la villa del Yayabo. Luego se trasladó a Cárdenas y matriculó en el también colegio privado La Progresiva, donde hizo hasta el segundo año de bachillerato.
En agosto de 1957 el muchacho retorna a Sancti Spíritus e ingresa en el Instituto de Segunda Enseñanza en el curso 1957-1958, poniéndose en contacto con los grupos rebeldes dentro del estudiantado.
Su compañero Ismael era cuatro meses mayor, pues nació el 27 de abril de 1941 en el hogar formado por Bonifacio Saure y Máxima Conde. Estudió en una escuela pública hasta el tercer grado, cuando tuvo que abandonarla para ayudar a sus padres en un chinchal de zapatero ante la difícil coyuntura económica por la que atravesaban.
Con 11 años más que Montejo y Saure ―que solo contaban con 17― Gilberto Zequeira era el “viejo” del grupo. Él vino al mundo el 22 de septiembre de 1930, fruto del matrimonio de Bernardo Zequeira Martínez y Juana María Díaz, y tuvo que aprender a leer y escribir en su propio hogar, pues no había escuela cerca en la zona. Niño aún,
empezó a laborar en la agricultura, único medio de subsistencia que tenía para poder ayudar a los suyos.
Todavía muy joven, Gilberto se afilió al Partido Socialista Popular en Cabaiguán, y en 1953, al producirse el asalto al cuartel Moncada, fue detenido y conducido a Santa Clara, donde permaneció preso por espacio de 19 días en unión de su padre y su hermano Elio. Cuando salió de prisión pasó a la clandestinidad y sirvió de enlace para llevar mensajes, así como trasladar a compañeros revolucionarios que iban a unirse a las guerrillas en el Escambray.
Según referencias basadas en actas sumáriales de los juicios seguidos a los asesinos, los tres prisioneros llegaron al cuartel pasado el mediodía y, durante toda la tarde, los esbirros torturaron a los tres con saña.
Luego el capitán Mirabal, responsable de numerosos crímenes, inventó la patraña de un supuesto encuentro a tiros con alzados en la finca Pica Pica, donde los ametrallaron en el suelo.
Como datos curiosos de esta lóbrega historia merecen destacarse dos hechos básicos: Gilberto Zequeira fue asesinado el mismo día que cumplía 28 años y, como una moraleja a Ramón Mirabal apenas le quedaban 15 semanas entre los vivos.
Relación de jóvenes asesinados en Sancti Spíritus en septiembre de 1958
Víctimas el 2 de septiembre: -Nieves Morejón López, chofer de Cabaiguán -José Sosa Cañizares, joven campesino guerrillero, Sancti Spíritus -José A. Sanchidrián, líder campesino, Limones Cantero, Trinidad -Raúl González Sánchez, líder estudiantil Universidad de La Habana -Francisco González Castillo, camagüeyano perseguido -Francisco Espinosa Miguel, deportista de Morón Víctimas el 22 de septiembre: -Ángel Bernardo Montejo Lorenzo, estudiante Instituto Sancti Spíritus -Ismael Saure Conde, zapatero, Sancti Spíritus -Gilberto Zequeira Díaz, campesino de Cabaiguán, miembro del PSP Víctimas el 28 de septiembre: -Arturo Cabrera Concepción, obrero agrícola de Cabaiguán Víctimas el 29 de septiembre: -Silvino Águila Angulo, obrero agrícola y guerrillero de Fomento Víctimas el 30 de septiembre: -Rafael de la Aguilera Serrano, viajante de Farmacia, Sancti Spíritus |
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