El equipo masculino derrochó entrega sobre la cancha y ofreció resistencia a rivales que lo superaban en calidad, estatura y fortaleza.
La Liga de Baloncesto cierra sus puertas. Y aunque Sancti Spíritus vio desde lejos sus últimos tiros, se mantuvo en la raya de sentencia para observar y corregir la puntería en próximas ediciones. A la hora del recuento, es preciso abstraerse de los números finales, si se aspira a un análisis con los pies puestos en el tabloncillo.
Desde la frialdad de las estadísticas, los saldos pudieran asombrar. Con balance de 2-24, los varones ocuparon el último lugar entre los ocho clasificados y las mujeres se ubicaron en el quinto puesto con 10-16. Sin embargo, ello corroboró los pronósticos precompetencia. No se trata de un conformismo a ultranza, que nunca comparto. Pero en el papel y el escenario las opciones eran esas.
Para los varones el haber clasificado por primera vez a la Liga Superior ya implica un buen resultado por tratarse de un equipo muy renovado, al punto de ser el elenco más joven de la justa con el 50 ciento de los jugadores en ese nivel etario.
Pese a la juventud, los muchachos derrocharon mucha entrega sobre la cancha y ofrecieron resistencia a equipos que los superaban en carrera competitiva, calidad, estatura y fortaleza. Así lo mostraron varios marcadores cerrados o definidos en postrimerías, pero con las ganas no basta.
Llegar ahí legitima el ascenso del básquet espirituano, que se ha ubicado en la vanguardia del país en las categorías escolar y juvenil en los últimos años. Así lo confirman los seis talentos que tomaron parte en el XX Encuentro Latinoamericano con sede en la capital cubana.
Lo de las hembras era también previsible, si partimos de que se privaron de la presencia de la internacional Marlene Cepeda por lesión. O lo que es lo mismo: casi medio equipo.
La otra mitad, Yamara Amargo, la mejor basquetbolista del país, dio una lección de entrega al salir a luchar cada partido pese a su lesión tras el regreso del Torneo de las Américas. Pero este es un deporte colectivo y, aunque las opciones de boleto se mantuvieron hasta los últimos partidos, era difícil igualar el cuarto lugar del pasado año, su mejor actuación histórica.
Puntos coincidentes aporta Carlos Alberto Placencia, comisionado provincial de la disciplina: “De manera global terminamos con 21 puntos, las mismas unidades que recibe el primer lugar, por eso evaluamos de satisfactorio el trabajo; en el caso del masculino, además de su juventud, no pudo hacer la mejor de las preparaciones, el equipo es el de menor masa muscular, si se compara con el físico del resto de los elencos, eso influye y determina en los finales de partido, ahora concentraremos a estos jugadores en la academia con vistas al torneo del próximo año”.
Para hablar de proyecciones prefiero comenzar por ahí. Habrá que intencionar la captación de talentos con un somatotipo más acorde a las exigencias del deporte, tanto en hembras como en varones.
El resto se compensa con horas en el tabloncillo —incluidas las de la EIDE Lino Salabarría y de las áreas en los diferentes municipios—, una atención superior y la “cosecha” de una mentalidad ganadora.
La Liga Superior cierra con más de una inconformidad. La primera, no disponer de estadísticas tan propias del deporte, algo que restó brillantez y seriedad a un evento que busca rescatar los espacios que un día conquistó en la afición y hoy siguen siendo una quimera.
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