“Yo no sé si con 90 años en mis espaldas asistiré a otras elecciones, pero las de hoy son para mí un placer, porque voté a conciencia, sin chantajes ni promesas”.
Fueron estas palabras el preludio del ejercicio del derecho al voto de Antonio Hernández Díaz, un campesino con una invalidez parcial que no le permitió llegarse al colegio del barrio rural de Santa Cruz, en Yaguajay, al norte de Sancti Spíritus
Un pionero y el representante de la mesa electoral le llevaron a su hogar las boletas para elegir a los delegados a la Asamblea Provincial de Gobierno y al Parlamento Cubano, y desde su cómodo sillón de madera votó.
“El tiempo pasa pero no las memorias, de aquellas elecciones donde los politiqueros eran todo promesas que nunca cumplían, donde el chantaje, sobre todo a las familias pobres o con serios problemas de enfermos, estaba a la orden del día para que le diéramos nuestro voto. Soy miembro de una de las familias desalojadas en Bamburanao por la guardia rural en la década del 30 del siglo pasado y por ello y otras coas el pasado duele.
“Hoy es diferente y por eso me siento orgulloso, argumenta Antonio, en el instante mismo en que casi el 85 por ciento de los electores de Yaguajay habían ejercido su derecho al voto.
Varios colegios habían concluido el sufragio, en los demás la afluencia de los electores proseguía.
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