Dedicada a Antonio Guerrero, la XXV Jornada de la Poesía Cubana ubicó nuevamente a Sancti Spíritus en el mapa poético del parnaso nacional
Acaso la lírica escurre cauces en esta realidad de nuevas tecnologías, donde el sujeto idiotiza su mente pegado a un celular todoterreno y, náufrago de teclas y pantallas, zozobra en la estupidez; acaso resulta inteligente que amas de casa confíen su entretenimiento a la última telenovela del paquete.
Mucha diferencia existe, sin dudas, entre acercarse a un buen libro de poesía y quemar neuronas bajo el calor de una culebra hecha capítulos. El pretexto del ocio se bifurca; mas, prácticas eventuales suplen la falta de lectura y hacen que personas ajenas al mundo literario sucumban ante un abrazo de versos.
El recuerdo aún permanece en quienes lo vivieron desde el martes 11 y hasta el viernes 14 de noviembre, tanto en la tabaquería local, en las escuelas, como en las prisiones o la universidad. El jolgorio de la metáfora disolvió la modorra de la cuarta villa de Cuba durante una semana, como lo ha hecho en los últimos 25 años.
Dedicada en esta ocasión a Antonio Guerrero, la Jornada de la Poesía en Sancti Spíritus inició su programa con un acercamiento a la obra poética del cubano, preso injustamente en los Estados Unidos. “Su creación es un medio para ramificarse, es una máquina para suprimir el tiempo”, subrayó el escritor Ángel Martínez Niubó durante la conferencia inaugural.
Charlas, paneles y conversatorios sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda, Samuel Feijóo o la poesía infantil y juvenil en Cuba convirtieron las actividades en intercambios teóricos sobre diversidad de estéticas, en los que se escuchó y analizó parte de lo mejor de la lírica cubana de todos los tiempos.
La cita contó, como siempre, con invitados de lujo: Alpidio Alonso, Basilia Papastamatíu, Rito Ramón Aroche, Caridad Atencio y el vicepresidente del Instituto Cubano del Libro Edel Morales, además de Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
El autor de Biografía de un cimarrón leyó poemas a los espirituanos y debatió con la vanguardia artística sobre temas culturales. “El intelectual de hoy tiene que ser más completo, tiene que ser una entidad que contemple la complejidad de las ciencias contemporáneas”, manifestó.
Reflexiones en torno a su obra le ofrecieron los escritores Juan Eduardo Bernal Echemendía, Yanetsy Pino Reina y Ramón Luis Herrera, en un panel que el Premio Nacional de Literatura 1994 calificó de profundo. Durante la intervención mencionó su agradecimiento a maestros como Fernando Ortiz, estudioso que le aportó “una visión mucho más cultural y profunda”, resaltó.
Dos momentos significativos del encuentro literario resultaron la inhumación de los restos de Fayad Jamís, en Guayos, y la premiación del Concurso Nacional de Poesía Raúl Ferrer, en el espacio Toda luz y toda mía, realizado en el Patio de la Poesía de la Uneac espirituana.
El premio esta vez recayó en el texto Las vanas conversaciones del escritor villaclareño Sergio García Zamora, “por haber sabido construir y expresar estéticamente y de un modo eficaz, a través del tema del diálogo, del habla cotidiana, algunas de las preocupaciones éticas, humanas y sociales de nuestro tiempo”, según constó en el acta oficial.
La decisión del jurado, compuesto por Basilia Papastamatíu, Edel Morales y Norberto Codina, le otorgó también Primera Mención a Esbértido Rosendi Cancio por el poemario El trazo de la fábula, y mención a la escritora trinitaria Anisley Miraz Lladosa, por el compendio poético Herida semejante.
Lecturas de poemas dedicados a los Cinco Héroes y un panel que realizó un bosquejo del cuarto de siglo del evento figuraron entre las propuestas de este viernes, que ofrecieron en los centros de altos estudios de Sancti Spíritus acercamientos a la vida y obra de Gastón Baquero y Nicanor Parra.
La vigésimo quinta edición de la Jornada de la Poesía Cubana en Sancti Spíritus colocó nuevamente sobre la villa y sus alrededores el manto apasionante de la lírica. Siempre regresa a la ciudad del Yayabo en noviembre, con la promesa de traer poetas de otras casas y de otras calles.
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