La reanudación de los bombardeos aéreos, paralelos a la invasión terrestre iniciada en la noche del jueves, elevó este viernes a 265 el número de civiles palestinos muertos en el onceno día de agresión israelí contra esta franja.
Entre las víctimas fatales hay una bebé de cinco meses, tres adolescentes impactados por proyectiles disparados desde tanques en la ciudad de Beit Hanun y nueve miembros de una misma familia en Beit Hanun, con un saldo parcial de 28 muertos sólo en las primeras horas de hoy.
Al gran número de víctimas fatales contribuye la entrada en acción de la artillería reactiva y de campaña, que dispara desde la zona fronteriza, donde está emplazada desde principios de la semana pasada en espera de la orden de avanzar, impartida anoche.
La censura militar israelí admitió la muerte de otro soldado durante el inicio de la invasión a la franja, el segundo, y de cuatro heridos, pero se abstuvo de mencionar en qué circunstancias.
El gran número de menores y mujeres muertos durante los bombardeos de los cazas israelíes, desmiente la argumentación de las fuentes oficiales en Tel Aviv según las cuales la vasta operación busca destruir emplazamiento de cohetes, fábricas de armas y túneles empleados por los nacionalistas.
Nuestro objetivo es la infraestructura de Hamas en el norte, el sur y el este (de Gaza), dijo un portavoz militar, claro indicio además de que la penetración está concebida como una reocupación de este territorio, demandada por sectores ultraderechistas israelíes miembros de la alianza de Gobierno.
Otra muestra de las intenciones israelíes es la llamada a filas de otros 18 mil reservistas, lo que eleva a más de 65 mil soldados y oficiales la fuerza destinada a tomar posiciones, mantenerlas y controlar a la población palestina.
En El Cairo, en tanto, prosiguen los contactos entre los presidentes egipcio, Abdel Fattah El Sisi, y palestino, Mahmoud Abbas, en busca de un arreglo para el cese de hostilidades aquí, que parecen fútiles dada la declarada intención israelí de mantener una presencia por un período de tiempo indeterminado, pero que se anuncia largo.
A mediados de esta década el entonces primer ministro israelí, Ariel Sharon, decidió la retirada de las tropas acantonadas en esta franja costera, lo que le costó tener que abandonar la coalición Likud, ahora en el Gobierno encabezada por Benjamín Netanyahu.
De su lado, un portavoz de Hamas circuló anoche un comunicado en el cual asegura que «Israel pagará un alto precio por el avance» para reocupar este territorio.
El comienzo del ataque terrestre contra Gaza es un paso peligroso, cuyas consecuencias no han sido calculadas, afirma el parte, avalado por el portavoz Fawzi Barhum, el cual da cuenta de la muerte del soldado israelí y de dos heridos, obviados en la comunicación inicial de Tel Aviv.
Aunque esta franja es un teatro de operaciones complejo y el choque asimétrico, dada la potencia del Ejército israelí, la reocupación puede crear una situación similar a la encarada por Israel en el sur libanés, del que tuvo que retirarse por las bajas que le ocasionó la milicia chiíta Hizbola.
La ocupación de la llamada franja de seguridad en el sur libanés se prolongó 18 años, 1982-2000, a pesar de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que demandaban la retirada de las tropas israelíes, que tuvieron que abandonarla ante el gran número de bajas que sufría.
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