La poética del dolor aflora en la muestra Anatomía de la rosa, que por estos días exhibe la galería de arte Oscar Fernández Morera
Enfermos y enfermedad, sufrimiento y alivio, noviazgos con las sustancias terapéuticas, sublimación del cuerpo atravesado por los mil puñales del dolor… Estas son algunas de las líneas temáticas apreciables en Anatomía de la rosa, muestra personal de Lisandra López Sotuyo que por estos días acoge la galería provincial de arte.
Valorada por la escritora francesa Rauda Jamís como “una Frida Kahlo moderna”, Lisandra irrumpió en la plástica espirituana con la video- instalación Espacio interactivo (primer premio del XIX Salón Oscar Fernández Morera), pieza que marcaría el inicio de una sostenida carrera donde hallan cobijo esculturas de diversos formatos y materiales, intervenciones públicas, performances, videoartes, instalaciones y fotografías.
El mundo de la Medicina, la objetería clínica y quirúrgica, así como el empleo de la autorrepresentación serían elementos constantes de una poética sólida e intimista bruscamente interrumpida en el 2010 con The end, obra compuesta por docenas de fósforos consumidos casi en su totalidad, que fuera galardonada en el XIII Salón de Pequeño Formato de la Uneac espirituana.
Luego vendrían cuatro años de silencioso retiro que hoy culminan con una excelente muestra fotográfica y escultórica donde esta creadora nos demuestra cuánto tiene aún por decir.
Para Lisandra, la salud es un estado utópico, una ilusión, pues todos somos enfermos potenciales, y en un mundo donde la enfermedad es común, lo patológico deviene norma. Por consiguiente, ella procura convertir lo aparentemente anómalo en una experiencia disfrutable, hermosa y familiar.
Anatomía de la rosa llama la atención por el retrato de objetos inscritos en atmósferas sobrias y grisáceas donde destacan algunos detalles de color rojo. La habilidad de Lisandra para embellecer el trauma es tal, que el amplio repertorio de artefactos médicos insertados en las composiciones (donde destacan pinzas, agujas, jeringuillas y espéculos) es despojado de todo carácter agresivo, de su naturaleza invasiva, para ser estetizado con una palpitante lírica muy vinculada al profundo conceptualismo que transpiran casi todas las piezas.
La muestra también destaca por el adecuado tratamiento de la figura femenina, a veces explícita, en ocasiones sugerida, pero siempre presente. Quizás sin proponérselo, estamos ante una creadora muy vinculada a las problemáticas inherentes al arte con enfoque de género, si bien desde una perspectiva novedosa y muy poco abordada por la plástica cubana contemporánea.
Asegura el galeno René Dubos que la salud es una medida de la capacidad individual para hacer o convertirnos en lo que queramos. Entonces, Lisanda López Sotuyo, a juzgar por esta significativa muestra, goza de un impecable bienestar creativo, a pesar del supuesto final signado por aquellos fósforos consumidos hasta la empuñadura, que ahora me atrevo a interpretar como una necesaria pausa en el arduo camino hacia la explicación del ser.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.