Renuevan en la provincia más del 70 por ciento del cultivo y crece la variedad arábica, de mayor calidad.
A unos cuatro años de haber despegado con mayor fuerza el programa de desarrollo del café, la provincia espirituana tiene renovado hasta finales de junio poco más del 70 por ciento del cultivo —unas 1 300 hectáreas— y, una vez que se materialice la siembra correspondiente al período mayo-septiembre, el rejuvenecimiento de la plantación subirá a cerca del 80 por ciento.
Leosvaldo Cruz Duardo, especialista principal de café en Sancti Spíritus, explicó a Escambray que la estrategia de trabajo persigue culminar en los próximos tres años la transformación del área actual —1 768 hectáreas, nivel inferior al de décadas pasadas— y posteriormente incorporar otros terrenos que antes fueron de café hasta completar las 2 000 hectáreas del cultivo para el 2020.
Acotó el especialista que alrededor del 60 por ciento de lo que falta por renovarse se localiza en zonas altas de Topes de Collantes y Gavilanes, en Trinidad y Fomento, respectivamente, regiones donde la falta de brazos ha frenado el mayor avance del programa.
El cambio del cafetal espirituano, que aún no redunda en un aumento de la producción, no descansa solo en la sustitución de la mata vieja, las atenciones culturales y el enfrentamiento a la broca; también se apoya en la prioridad dada a la variedad de café arábico, de mayor calidad y beneficio económico para el productor.
“Por primera vez en los últimos tiempos la variedad mejor cotizada pasa a ser la principal —representa el 51 por ciento del cultivo— y se pretende elevar su presencia hasta el 70 por ciento del área, intencionando la siembra en las zonas de Topes de Collantes, El Algarrobo y Gavilanes, lugares con mayores niveles de sombra y suelos más profundos, dos de los requerimientos del café arábico”, expresa Cruz Duardo.
Informa la propia fuente que las fuerzas productivas de Trinidad y Fomento aspiran a plantar entre mayo y julio —período óptimo— el 80 por ciento de las 158 hectáreas planificadas este año, un resultado que aportaría calidad a la siembra y se diferenciaría de los períodos precedentes, cuando por la falta de posturas a tiempo dicha actividad se concentraba más en la etapa agosto-septiembre.
Subraya Cruz Duardo que este año ha existido inestabilidad en la entrada de fertilizantes y herbicidas, además de dificultades con las herramientas de trabajo porque no entran todas las solicitadas y cuando llegan son de baja calidad.
De cara a la siguiente campaña de recolección a iniciarse en los meses finales del año, las fuerzas cafetaleras del territorio incluyen en su agenda laboral la resiembra de unas 24 hectáreas para reponer fallas de plantaciones anteriores, reparar unos 1 000 metros de patios de secaderos, instalar una despulpadora ecológica en la planta de beneficio La 23, en la zona de Pitajones, y realizar en agosto el estimado agrícola de la cosecha en el 46 por ciento del área que irá a producción —el resto está en diferentes fases de desarrollo—, paso este último que al decir del especialista augura in aumento productivo en la variedad de café robusta.
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