La Casa Blanca rechazó este lunes los argumentos de legisladores republicanos, quienes alegan que el estancamiento de la ley migratoria en el Congreso obedece a la falta de confianza en el presidente Barack Obama para hacer cumplir la legislación.
Por el contrario, la mansión ejecutiva señaló que es la fuerte polarización y división interna en el Capitolio lo que mantiene en suspenso la medida que permitiría regularizar el estatus de los 11,5 millones de indocumentados.
Las dificultades para avanzar en el tema nada tienen que ver con el Presidente, reafirmó este lunes el vocero presidencial Jay Carney.
La realidad es que la reforma migratoria es un tema difícil para los republicanos como ellos mismos lo han reconocido, recordó el funcionario.
No creo que sugerir que los problemas que los republicanos tienen con este tema sea culpa del presidente, ni que se pueda atribuir a una falta de confianza hacia el mandatario, complementó Carney.
Muchos republicanos, -entre ellos el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner-, sostienen que quieren una reforma migratoria, pero que no confían en que el gobernante la haga cumplir, señaló este domingo el senador demócrata por Nueva York, Charles Schumer, en el programa Meet The Press, de la cadena televisiva NBC.
La plataforma conservadora se muestra favorable a legalizar a los indocumentados, pero entregarles la ciudadanía solo a los llamados «dreamers», los estudiantes o miembros de las Fuerzas Armadas que llegaron irregularmente al país siendo niños.
Aunque tal postura fue calificada como alentadora por la Casa Blanca, Obama rechazó avalar una legislación que genere «dos categorías» diferentes de personas en el país.
El Senado avanzó en junio pasado en un proyecto que posibilita la naturalización de quienes residen de manera ileal en el país en algo más de una década.
La mayoría republicana en la Cámara baja mantiene en vilo la propuesta, negados a legalizar el estatus de los millones de mujeres y hombres sin papeles, por considerar que se les estaría ofreciendo una «amnistía», tras violar las leyes nacionales.
Republicanos como el representante por Wisconsin y presidente del Comité Presupuestario de la Cámara baja, Paul Ryan, también ha puesto en duda que la reforma migratoria se apruebe en los próximos 11 meses y pertenece al grupo de quienes consideran de mayor prioridad el reforzamiento de la frontera.
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