La generosidad no se subasta. Por suerte, en este mundo donde el billete parece ser la llave maestra de los destinos de los vivos, hay señales de desprendimientos que dejan boquiabiertos al más mortal de los seres.
Joyas de la plástica universal en galería de arte espirituana
Inaugurarán en Sancti Spíritus exposición Mi amor al arte, mi amor a Cuba
El curador y museólogo suizo-estadounidense Gilbert Brownstone evade la pregunta de a cuántos millones de dólares podría ascender el valor de su colección donada al pueblo cubano, compuesta por más de 150 obras originales, pertenecientes a 35 autores de las vanguardias artísticas de los siglos XIX y XX; el presidente de la fundación de igual nombre esquiva la interrogante porque para él la sensibilidad tampoco está en venta.
Ese espíritu de filantropía hacia Cuba fue subrayado por Rubén del Valle Lantarón, presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, quien, alentado por la dimensión del suceso cultural, exponía en la apertura aquí de la muestra Mi amor al arte, mi amor a Cuba: “Cuéntenles a sus hijos, a sus vecinos, a sus amigos, que Picasso, Duchamp… están en Sancti Spíritus”.
Ciertamente, a la vuelta de la esquina, sin necesidad de acudir a encumbrados museos españoles, parisinos, estadounidenses, rusos, en la Galería de Arte Oscar Fernández Morera usted podrá dialogar con el aura creativa del maestro del cubismo Pablo Picasso, cuya esposa obsequió a Brownstone dos series de esta colección: se trata de Flora y fauna de Antibes y Retratos imaginarios.
Incluidas las del artista español, durante una semana los espirituanos podrán valorar 21 obras de la colección Mi amor al arte…, donde coexisten las estéticas de Marcel Duchamp, quien se declaró un náufrago que no aceptó las escuelas y el púlpito; de Andy Warhol —Brownstone le organizó la primera exposición en Francia en 1971— y de Richard Lindner, considerado uno de los creadores más interesantes de la escena norteamericana de las décadas de los 50 y 60 del pasado siglo.
Igualmente, conforman la muestra Roy Linchtenstein, pintor pop, escultor y artista gráfico que trastocó los comics en objetos de contemplación y culto, a tenor de la crítica, y Joan Miró, capaz de fusionar, desde edad temprana, códigos entre oníricos y fantasmagóricos.
Las piezas que dan cuerpo a esta colección itinerante y que este amigo de Cuba dedica a los Cinco luchadores antiterroristas, Brownstone las adquirió durante sus años de estudiante de Historia del Arte en París y en su desempeño como curador y director de museos y galerías. Con su donación se desprende de parte de su vida; aun así, al entregárselas al pueblo cubano, está convencido que permanecen “en las mejores manos”.
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