Destilería espirituana Paraíso recibe los beneficios de un proceso inversionista que aspira a transfigurar las áreas tecnológica y energética de la industria
Tras una zafra que se extendió de manera ininterrumpida durante 11 meses, la destilería Paraíso, de Tuinucú, entró a su llamado “tiempo muerto” con una pretensión que resulta estratégica para el futuro de la industria de derivados de la caña de azúcar: asumir la inversión más importante e integral de las ejecutadas aquí en las últimas décadas.
El desmontaje de la columna destiladora para reemplazar los platos interiores y la sustitución completa del sistema de combustión de la caldera de 25 toneladas, incluida la instalación de un nuevo quemador, constituyen las acciones más notorias de la rehabilitación emprendida en la planta, que según expertos podría marcar un antes y un después tanto en el área tecnológica como en la energética.
Fuentes de la entidad, subordinada a la Empresa Azucarera Sancti Spíritus, del grupo Azcuba, explicaron a la prensa que los trabajos iniciados desde principios de diciembre incluyen igualmente mejoras en el laboratorio de la ronera con vistas a la implementación del sistema de calidad requerido para la certificación de las producciones generadas en dicha área.
Valorada en cerca de un millón y medio de pesos, la inversión ejecutada en Paraíso también privilegia la ampliación de la capacidad de suministro de gas carbónico, a fin de estabilizar dicha producción, todavía por debajo del potencial instalado, así como la construcción de la red contra incendio, un proyecto a cargo de SEISA (Servicio de Seguridad Integral S.A.).
Paralelo con el proceso inversionista, el colectivo está comprometido con la reparación y el mantenimiento de todo el componente industrial con el objetivo de reiniciar la producción en el venidero mes de enero, cuando también se integra a la zafra su vecino el ingenio Melanio Hernández.
Además de aportar los mejores alcoholes del país (hasta noviembre del 2014 acumuló unos 157 000 hectolitros, un 10 % por encima del plan), la planta espirituana produce la levadura crema para alimento animal; bebidas alcohólicas, específicamente toda la gama de Santero —se destina tanto a la red del comercio interior, como al mercado interno en divisa y la exportación— y el gas carbónico para uso industrial y alimentario.
A partir de mieles procedentes de las provincias centrales del país, los destiladores de Tuinucú obtienen alcoholes de elevada calidad, destinados a la exportación o demandados en frentes tan importantes de la economía nacional como la biotecnología, la fabricación del emblemático ron Havana Club o la producción de perfumes y jabones en la empresa Suchel, además de su empleo tradicional en la industria, la medicina y la cocina doméstica.
En los últimos tiempos la planta inició la fabricación de gas carbónico para uso alimentario, ampliamente usado en la elaboración de cervezas y refrescos, proceso que hasta hace muy poco tiempo era preciso acometerlo en la capital del país con los consiguientes gastos que implicaba su traslado.
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