El gobierno de Estados Unidos parece hoy decidido a demoler las bases de las libertades civiles de su ciudadanía, opinó el intelectual Noam Chomsky, al referirse al masivo programa de espionaje revelado por Edward Snowden.
El programa de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) busca exponer al escrutinio estatal a toda persona vinculada a la sociedad electrónica moderna, destacó el lingüista, filósofo, analista político y profesor del Instituto Tecnológico de Massachussets.
Ningún profeta antiutópico de futuros mundos totalitarios nefastos jamás pudo imaginar algo tan ambicioso, agregó en un artículo publicado en el portal Alternet.org.
A juicio de Chomsky las actividades de la NSA violan de manera radical la Constitución estadounidense que protege a los ciudadanos de «registros e incautaciones irrazonables» y garantiza la privacidad de sus «personas, domicilios, papeles y efectos».
El principio de la presunción de inocencia ha quedado en el olvido. Por mucho que los juristas gubernamentales lo intenten, no hay manera de reconciliar estos principios con el asalto contra la población revelado en los documentos de Snowden, subrayó Chomsky.
Añadió que Washington teme a su propia ciudadanía, la cual considera puede tornarse un gran peligro si no puede llegar a controlarla.
Hace un año Snowden, ahora refugiado en Rusia, comenzó a divulgar cientos de miles de documentos que constataron el fisgoneo global de los órganos de inteligencia norteamericanos sobre ciudadanos y líderes mundiales, incluidos los propios estadounidenses.
Tal escándalo puso en aprietos a Washington que intentó justificar sus acciones contra aliados como España, Alemania, Brasil, México y Reino Unido.
A fines de 2013, dos jueces federales acusaron a la NSA de violar la Constitución, pero un tercero declaró legal sus operaciones.
El presidente Barack Obama defendió los programas de recolección de metadatos y seguimiento de comunicaciones telefónicas y por Internet, aunque dictó una revisión de dichos programas, los cuales, a juicio de varios activistas, han resultado insustanciales.
El propio Obama advirtió que el espionaje de Washington a nivel global continuaría escudándose en un supuesto interés para la seguridad nacional.
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