José Bruzón Ávila obsequió a los espirituanos una excelente selección de piezas no figurativas bajo el título Conexión.
Que un habanero de afición, con un exitoso estudio-taller recién inaugurado en pleno bulevar de San Rafael, escoja la galería espirituana Oscar Fernández Morera para inaugurar su primera exposición personal desde el 2007, basta para echar por tierra cualquier prejuicio a favor del fatalismo geográfico.
Tal es el caso de José Bruzón Ávila, quien por invitación de la Uneac espirituana y durante la X edición de Espíritu Abstracto nos obsequió una excelente selección de piezas no figurativas bajo el título Conexión.
Bruzón hizo historia como paisajista en la primera etapa de su carrera antes de saltar definitivamente hacia la abstracción, articulando una sólida poética que, si bien rompió nexos de forma permanente con la realidad concreto-sensible, trasluce la maestría técnica alcanzada por este artista autodidacta a la hora de representar la campiña cubana.
En esencia, Conexión propone un alucinante recorrido por enigmáticos senderos donde las brújulas pierden el rumbo y desaparecen los puntos cardinales, pues en cada pieza, arriba y abajo, Este y Oeste se superponen en una danza vertiginosa, llena de luz y colores, que cautiva al espectador y lo envuelve en un viaje inexorable hacia los predios de la belleza.
En su ya extensa carrera como abstraccionista, Bruzón ha buscado establecer sin cansancio un sutil equilibrio entre formas y conceptos. De un lado, estudia y construye universos imposibles cargados de gran lirismo y musicalidad; del otro, canaliza y refleja sentimientos, anhelos y satisfacciones, pues su trabajo es un referente directo de todo lo que ve y siente, de su estrecho contacto con el mundo. Por consiguiente, sus pinturas deben ser valoradas como un sistema de signos que cohabitan, se superponen, anulan o complementan hasta alcanzar cada uno el justo lugar que le corresponde.
Luego habrá que acercarse para degustar al detalle lo que contienen cada una de ellas, y diseccionarlas centímetro a centímetro, cual diestro cirujano, siguiendo líneas, contorneando áreas, deteniéndose allí donde reinan las texturas. No tardarán en emerger puntos de contacto entre piezas ejecutadas con días o meses de diferencia, pues el dibujo que comienza en una no alcanzará su máximo valor expresivo sino en otra, o aquella misteriosa circunferencia que vimos por allá se desdobla y esparce aquí como esporas de algún viejo sortilegio.
“José Bruzón vino a dar una lección de abstraccionismo a Sancti Spíritus”, comentaba un amigo al ver las obras reunidas en Conexión. Y en efecto, lo hizo, no porque se haya acercado a nuestra ciudad desde una postura colonizadora, sino por el interés que despertó en artistas de diferentes generaciones, quienes preguntaron al maestro por los métodos y técnicas que emplea o prefiere a la hora de trabajar, e intercambiaron experiencias durante el II Taller de Creación Espíritu Abstracto, hecho que demuestra una vez más la necesidad de establecer en nuestras instituciones culturales más espacios de confrontación y debate con creadores de otras provincias.
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