Cuba defendió esta semana en la Comisión de Población y Desarrollo de Naciones Unidas el fin de las inequidades y la satisfacción de las necesidades crecientes del ser humano como pilares del progreso sostenible en el planeta.
La diputada y sexóloga cubana Mariela Castro Espín aseguró en sus intervenciones en la 47 sesión del foro establecido en 1946, que solo con voluntad política puede transformarse el actual sistema internacional y sus crisis provocadas por los países ricos en uno justo y equitativo, capaz de reducir las brechas entre los estados y al interior de las sociedades.
En ese sentido, reiteró la vigencia del programa de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, celebrada hace dos décadas en El Cairo, Egipto, donde la comunidad internacional acordó impulsar cuestiones de derechos humanos y progreso social.
«Solo un enfoque integral en las dinámicas poblacionales y el desarrollo puede llevar a la efectividad del Plan de Acción de El Cairo más allá de 2014. Se impone adoptar una agenda de desarrollo inclusiva, con la participación activa y sin discriminación de todos los actores sociales», afirmó.
La integrante de la delegación cubana a la Comisión, que sesionó aquí del 7 al 11 de abril, expuso las experiencias de la isla y sus logros sobre la base de políticas públicas centradas en el bienestar humano. Castro Espín recordó que los avances han tenido lugar en un escenario marcado por el férreo bloqueo económico, comercial y financiero impuesto desde Estados Unidos durante más de cinco décadas.
El 75 por ciento de las personas en la Mayor de las Antillas ha nacido bajo los efectos de esta política genocida, dijo en el foro.
La parlamentaria también participó en actividades paralelas dentro de la Comisión, como la reunión del Grupo de Trabajo de Alto Nivel sobre la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo, de la cual forma parte.
En ese encuentro celebrado el pasado martes, insistió en la importancia del compromiso de los gobiernos para facilitar procesos inclusivos de transformación social profundos, como el pleno acceso a los derechos sexuales y reproductivos.
Se trata de la voluntad de promover el análisis crítico de los modelos de dominación históricamente impuestos por los grupos privilegiados, que sustentan el poder económico y continúan utilizando la sexualidad como pretexto para el control social y la manipulación, en función de sus intereses hegemónicos, advirtió.
Castro Espín destacó además el papel de la educación integral de la sexualidad para la emancipación plena del ser humano y su formación como sujeto de derecho.
«Por tanto, es responsabilidad de los Estados y Gobiernos, el desarrollo de programas nacionales de educación integral de la sexualidad y de atención a la salud sexual y reproductiva, basados en un enfoque de derechos humanos», subrayó.
La 47 sesión de la Comisión de Población y Desarrollo concluyó la víspera, tras una semana de debates, en la que dominaron los llamados a superar los obstáculos para una vida digna en el planeta.
Al respecto, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, demandó mayores inversiones en salud y educación, así como revisar las legislaciones y prácticas que impiden la plena participación de las personas en la sociedad y el acceso a sus derechos.
Por su parte, el presidente de la Asamblea General, John Ashe, identificó prioridades de cara al desarrollo sostenible, como el fin de la discriminación, la reducción de las desigualdades entre países y sectores sociales, y el establecimiento de políticas adecuadas en materia de urbanización y migración.
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