La igualdad de la mujer y su acceso sin exclusiones al derecho a la vida y a servicios básicos gratuitos y de calidad es clave para el desarrollo, afirmó en la ONU la diputada cubana Mariela Castro.
Al intervenir este jueves en la octava sesión del Grupo de Trabajo Abierto de la Asamblea General de la ONU sobre las Metas del Desarrollo Sostenible, la parlamentaria consideró el fin de la discriminación de las féminas una condición inapelable e imprescindible para el progreso en el planeta.
Para la también directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) de la isla, bastaría analizar el actual escenario para comprender la gravedad del asunto.
«Los hechos hablan por sí solos, mueren cada día 800 mujeres por complicaciones prevenibles durante el embarazo y el parto; se reportan 80 millones de embarazos no deseados, 30 millones de nacimientos no planificados y 20 millones de abortos inseguros», advirtió en la cuarta jornada del foro, que concluye mañana.
Al respecto, Mariela Castro recordó que esos problemas se manifiestan principalmente en naciones en desarrollo, «donde también una de cada tres niñas menores de 18 años contrae matrimonio sin consentimiento propio».
Por otra parte, cada año, 16 millones de niñas y adolescentes dan a luz en países de ingresos bajos y medios, en los cuales la mortalidad materna es el principal motivo de defunción de este grupo etario, mientras que en otros estados, el femicidio constituye una de las primeras causas de muerte de las mujeres, dijo.
Según la experta cubana, para cambiar tan dramática situación urge una nueva agenda de desarrollo, con elementos como la salud y los derechos reproductivos, el empoderamiento de las mujeres, los adolescentes y los jóvenes, la igualdad de género y los medios programáticos financieros.
Es inadmisible, expuso, que en pleno siglo XXI, los derechos de las mujeres sigan siendo ultrajados, y que después de tantos discursos, convenciones y consensos, en la mayoría de los países las mujeres perciban un salario inferior al de los hombres por igual trabajo; o que se vean obligadas a elegir entre la muerte y la cárcel cuando necesitan interrumpir un embarazo no deseado.
«Las mujeres no estamos dispuestas a que se nos siga condenando a la hoguera por herejes y por brujas, utilizando eufemismos del lenguaje contemporáneo expresados en leyes y políticas que conculcan nuestros derechos y obstaculizan los procesos de transformación social», sentenció.
Mariela Castro también abogó por establecer una agenda internacional de desarrollo sostenible, que recoja cuestiones por resolver como la equidad social, la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
Si honestamente pretendemos que la agenda de desarrollo post-2015 aporte soluciones a esos problemas desde una óptica de derechos humanos, los estados miembros tendremos que expresar voluntad política en acciones concretas de cambio al interior de nuestros países y a escala universal, subrayó.
El Grupo de Trabajo Abierto de la Asamblea General sobre las Metas del Desarrollo Sostenible realiza aquí su octava sesión, al parecer la última antes de emitir sus propuestas de cara a las nuevas proyecciones de progreso social para después de 2015, cuando culmina el plazo de cumplimiento de los Objetivos del Milenio.
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