Cuba convocó en la ONU a revertir el panorama socio-económico que a escala mundial favorece la proliferación de azotes para la humanidad como el terrorismo, el tráfico de drogas, armas y personas, y el lavado de dinero.
«La lucha contra los delitos pasa primero por la lucha contra el subdesarrollo y por el establecimiento de un orden económico internacional más justo, democrático y equitativo», advirtió el embajador cubano ante la ONU, Rodolfo Reyes, en la Tercera Comisión de la Asamblea General.
Al intervenir en una sesión dedicada a la prevención de crímenes, la justicia penal y la fiscalización de estupefacientes, el diplomático afirmó que la cooperación entre los países es la clave para enfrentar el actual panorama, siempre sobre la base del pleno respeto a la soberanía, la integridad territorial y las leyes de los Estados.
Ninguna nación está hoy en condiciones de combatir por sí sola el terrorismo, el narcotráfico, la trata de personas, las operaciones de lavado de dinero o el contrabando de armas, subrayó en la Comisión encargada de los asuntos sociales, humanitarios y culturales.
De acuerdo con Reyes, todos los países, con independencia del poderío económico, extensión territorial o número de habitantes, son vulnerables a las diferentes manifestaciones del delito, incluidas sus formas emergentes, por lo que la prevención «sigue siendo una tarea de primer orden en la actual coyuntura internacional».
Sin embargo, alertó de la tendencia a sobredimensionar estos fenómenos, bajo el argumento de que afectan la estabilidad y la paz en el planeta, con el verdadero propósito de hacer prevalecer intereses nacionales.
El diplomático particularizó en el impacto global del trasiego de drogas, por su magnitud, extensión, volumen de recursos involucrados y costo en términos sociales y humanos.
Se trata de un problema mundial que representa un desafío cada vez más complejo por sus daños a la salud, la convivencia social, la seguridad ciudadana, la integridad de las instituciones democráticas, las políticas públicas, el desarrollo y las actividades económicas, dijo.
Para el embajador cubano aquí, solo abordándolo de modo integral, equilibrado y multidisciplinario podrá aspirarse al éxito.
En ese sentido, expuso la experiencia de Cuba, basada en «un trabajo mancomunado de sus instituciones de salud pública, educación, justicia, orden interior y con la participación de diversas organizaciones sociales».
Hemos desarrollado programas de prevención con resultados positivos. Las estrategias dirigidas al tratamiento a los consumidores se basan principalmente, en la atención médica, la rehabilitación y la reinserción social, como vías para contrarrestar las adicciones de las víctimas de la drogodependencia, precisó.
Reyes ratificó en la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU el compromiso de Cuba con el combate al crimen transnacional organizado en todas sus manifestaciones y al problema mundial de las drogas y sus delitos conexos.
«Reiteramos nuestra total disposición para colaborar con la comunidad internacional, especialmente los esfuerzos de las Naciones Unidas, en la prevención y erradicación de estos flagelos», aseveró.
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