Males crónicos como la contaminación de las aguas, bajo índice de cobertura boscosa y afectaciones en la agroproductividad del suelo, afectan la Cuenca Zaza, segunda mayor del país.
La Cuenca Zaza, la segunda más extensa del país, padece problemas originados por la indolencia de quienes nos hemos servido históricamente de ella. Contaminación de las aguas, bajo índice de cobertura forestal y afectaciones en la agroproductividad del suelo por el grado de erosión.
Ello no es secreto para nadie: ha sido analizado en más de una decena de reuniones efectuadas en Sancti Spíritus y Villa Clara, así como en los dos Consejos de la Cuenca Zaza, efectuados en el 2013 con la presencia del vicepresidente del Consejo de Ministros Ulises Rosales del Toro y miembros del Grupo Técnico del Consejo Nacional de Cuencas Hidrográficas. Aunque su situación ha mejorado, todavía el diagnóstico es reservado.
Juventud Rebelde fue en busca de causas, consecuencias y de qué soluciones han diseñado los organismos responsables de una de las ocho cuencas hidrográficas priorizadas en el país.
Bojeo inicial
El cauce de la Cuenca Zaza posee alrededor de 213 kilómetros cuadrados de extensión, con el 80 por ciento en la provincia de Sancti Spíritus y el resto en Villa Clara. Su arteria principal, el río Zaza, nace en el municipio de Placetas y desemboca en la costa sur cubana al este de Punta Ladrillo, luego de más de 150 kilómetros de recorrido.
El mayor acuatorio central del país fue objeto recientemente de diagnósticos para su planificación ambiental y territorial. Esto sacó a flote las verdaderas particularidades de la importante zona.
El problema principal que la afecta es la presencia de gran número de focos contaminantes que vierten en ella sustancias provenientes de la actividad industrial, agropecuaria y doméstica.
El especialista principal en Gestión Ambiental de la Unidad de Medio Ambiente (UMA) perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en la provincia espirituana, Néstor Álvarez Cruz, considera que la carga contaminante registrada en el 2013 se elevó como resultado del incremento de los niveles de contaminación de los territorios de la provincia de Villa Clara, principalmente por el vertimiento de los centros porcinos.
«En las zonas pertenecientes a Sancti Spíritus se disminuyó gracias al cumplimiento estricto de medidas como la creación de la laguna de la Circunvalante Sur de la ciudad del Yayabo y la eliminación de puntos de vertimiento de carros fosa, que fueron reubicados hacia lugares de tratamiento», explica.
Por otra parte, Juana Cortés, la secretaria de Cuenca, perteneciente a la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos de Villa Clara, destaca que desde hace varios meses se labora en ese territorio para revertir la contaminación de los dos municipios que son bañados por la Zaza. Allí se rehabilitó el sistema de tratamiento del Centro Integral Porcino Remate de Ariosa (Remedios) y se les exige la tenencia de biodigestores a los productores particulares del programa porcino. Ello repercutirá en la disminución de la carga contaminante.
Pero aún queda mucho por hacer, sobre todo en Sancti Spíritus. Se debe elevar el número de acciones para eliminar de forma gradual los focos provenientes de zonas residenciales y centros estatales, así como exigir que las entidades incluyan en sus inversiones plantas de tratamiento de residuales.
«Hay que trabajar en el asentamiento poblacional del municipio cabecera espirituano porque la ciudad no tiene sistema de tratamiento. Se precisa incrementar el número de fosas, sobre todo en las zonas del Camino de La Habana y de la cooperativa de producción agropecuaria Ángel Montejo», apunta el especialista de la UMA.
La propia fuente señala que existe también un grupo de entidades estatales que aportan al medio una carga considerable de residuales peligrosos, como el Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Camilo Cienfuegos (Sancti Spíritus), el matadero de reses Víctor Ibarra y la refinería de petróleo Sergio Soto (Cabaiguán).
A juicio de Yusliadys Lorenzo Coca, subdirectora técnica de la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos en Sancti Spíritus, las inspecciones efectuadas a los focos por el Citma, Servicio Estatal Forestal, la Dirección Provincial de Suelos, el Cuerpo de Guardabosques y el Gobierno, así como por su propia entidad, y otras medidas tomadas han influido en esa disminución de la carga contaminante.
Aunque la falta de sistematicidad de esos encuentros y la ausencia, al cierre de este reportaje, de alguien que asumiera el cargo de Secretario de Cuenca en Sancti Spíritus —principal organizador y gestor de cuanto ocurra en ella— denotan cierta somnolencia de quienes deben exigir por la erradicación gradual de todos los focos y otros problemas.
Según el informe anual de Cuencas Hidrográficas Cuenca Zaza 2013, las inversiones destinadas al medio ambiente evidenciaron un incremento de 517 000 pesos con respecto al 2012.
Acciones sobre los sistemas de residuales del Hospital Pediátrico espirituano, así como de la Universidad de Ciencias Médicas Doctor Faustino Pérez Hernández, se sumaron al plan de mejoramiento ambiental. Pero se precisa continuar impulsando estudios científicos, con colaboración de universidades.
«Se adelantó para el 2015 la inversión del proyecto del sistema de tratamiento del hospital provincial. Se han pedido recursos al país para trabajar en el proceso de alcantarillado y mejoramiento del sistema de abasto de agua del Camino de La Habana», señala Néstor Álvarez Cruz.
Árida y con poca sombra
La Cuenca Zaza es la de menor cobertura boscosa en Cuba respecto a su área, con un 8,28 por ciento, debido a inadecuadas estrategias de reforestación en las franjas hidrorreguladoras y algunas indisciplinas sociales, según se constató en el diagnóstico realizado por especialistas del Departamento de Reordenamiento Territorial de la Dirección Provincial de Planificación Física en Sancti Spíritus.
La jefa del Servicio Estatal Forestal de esta provincia, Lucrecia Sánchez, considera que aunque se labora para elevar la cobertura boscosa, no se ha logrado porque la mayoría de las zonas de la Cuenca están densamente pobladas y presentan un fuerte accionar agrícola.
«Debemos continuar vigilando, pues existen ilegalidades como el pastoreo de los animales y violaciones en la siembra de cultivos agrícolas cerca de las fajas hidrorreguladoras. Afortunadamente, las talas ilegales son pocas y los incendios forestales son mínimos», asegura.
Y aunque en papeles hay varias estrategias, se precisa de un mayor control, y de la aplicación de medidas a aquellos que afecten el medio ambiente, así como incrementar la siembra de árboles en las franjas hidrorreguladoras de la Cuenca Zaza.
«El subprograma de vigilancia y protección lo rige el Cuerpo de Guardabosques. Nosotros, junto con ellos, realizamos inspecciones y laboramos con círculos de interés para fomentar en los niños el amor hacia el cuidado del medio ambiente», añade Lucrecia Sánchez.
Un conjunto de decretos y leyes establecen el marco legal del ordenamiento de la Cuenca y regulan las actividades vinculadas al empleo y uso racional de sus recursos, como la Ley 85 (Ley Forestal) y la Ley 81 (Ley de Medio Ambiente). En el Lineamiento 120 está formulada la política para el ordenamiento territorial y urbano, así como su integración con las proyecciones de la economía a mediano y largo plazos, y con el plan de inversiones, tomando en consideración los riesgos sísmicos y otros desastres naturales.
De acuerdo con el informe anual de Cuencas Hidrográficas Cuenca Zaza 2013, de forma general, en ese año se efectuaron 739 inspecciones por parte del Cuerpo de Guardabosques, la Agricultura, Recursos Hidráulicos, la Industria Pesquera, el Citma y Salud. Se impusieron 483 multas relacionadas con la extracción de arena en las márgenes de los ríos, por el pastoreo en plantaciones jóvenes, la caza de aves y el vertimiento de residuales en ríos que atraviesan zonas urbanas.
Por otra parte, basta con adentrarse un poco más en la Cuenca Zaza para advertir la formación de notables cárcavas o zanjas que suman un total de 432, resultado del drenaje incorrecto, mal manejo de la escorrentía superficial e insuficiente conservación de los suelos y la extracción furtiva de arena y arcilla, sobre todo en las márgenes del río Yayabo.
El director provincial de Suelo en Sancti Spíritus, Tomás Alberto Ríos, considera que la unión de las particularidades de la Cuenca y el fuerte accionar agrícola del hombre, desprovisto, por mucho tiempo, de conocimientos de conservación y protección del suelo, ha sido la principal causa de la problemática.
«Afortunadamente, el Estado le ha puesto en las manos a los productores los recursos necesarios para que laboren la tierra. En estos momentos, le brindamos toda la información a aquellos que explotan la zona para minimizar y detener el proceso de degradación», reconoce.
Sin dudas, la Cuenca Zaza precisa crear en cada unidad productora, con mayor agilidad, un área para la creación de materia orgánica que permita erradicar las cárcavas existentes, y elevar los conocimientos de los productores para disminuir los efectos de la erosión y la salinidad de sus suelos. Hoy existen ejemplos de cuánto se puede lograr.
Al respecto, Alberto Ríos se refiere a la presencia dentro de la Cuenca del polígono de conservación de suelo, agua y bosque en la CPA Cuba nueva, donde se combinan esos recursos con la siembra de forestales y otras acciones. Su puesta en práctica integralmente ha favorecido más de 300 hectáreas de suelo.
Examen final
La naturaleza no se cruza de brazos en espera de soluciones. El manejo integral y protección de la Cuenca Zaza debe ser prioridad de todos los organismos estatales y de quienes subsistimos gracias a ella.
Un empuje de los engranajes institucionales que deben colaborar en la preservación de su riqueza y una mayor responsabilidad pública, permitirán que el cauce de la segunda cuenca hidrográfica más extensa del país no arrastre tantos males.
El diagnóstico territorial, en espera de su aprobación por instancias nacionales, arrojó que el aliciente para devolver el esplendor de antaño al mayor acuatorio del centro de Cuba radica en la confluencia oportuna de los factores implicados y en la conciencia de la población. La Cuenca Zaza merece un panorama ambiental a la altura de sus atributos.
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