Cada centro escolar espirituano es ajetreo; limpieza, organización, entrega de la base material de estudio, preparación del programa docente.
Tatiana cuenta los días; no es su cumpleaños ni una agradable visita la que espera.
Se estrenará, con septiembre, como maestra. Su verbo sueña nervioso; su rostro muestra una sonrisa que deja entrever a la alegre muchacha que siempre ha sido. Mas el diálogo regala rasgos de responsabilidad.
Como ella, muchos jóvenes maestros se estrenarán en la profesión cuando septiembre nace, preñado de libretas, cuadernos, banderas, aulas, escuelas.
Hoy, cada centro escolar es ajetreo; limpieza, organización, entrega de la base material de estudio, preparación del programa docente.
Y es un ajetreo con matices específicos y únicos; porque con cada inicio de un curso escolar se comienza a desandar el camino del saber que es el del futuro.
Todo un acontecer que también contagia a las familias y a los hogares, que junto a maestros y escuelas debe consolidar el complemento imprescindible para la educación de las nuevas generaciones.
Por ello, mientras septiembre puja por llegar, la escuela se alista para el agradable recibimiento.
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