El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, revisará la política de deportaciones, muy cuestionada por la cifra récord de casi dos millones de expulsiones desde que comenzó la administración demócrata en enero 2009.
La Casa Blanca hizo el anuncio este jueves al término de una reunión entre el mandatario y tres congresistas demócratas del Caucus Hispano, los representantes Luis Gutiérrez (Illinois), Xavier Becerra (California) y Rubén Hinojosa (Texas).
Obama también pidió al secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, que le presente un inventario de las actuales prácticas «para ver cómo podemos realizar la aplicación de la ley de una forma más humana».
El encuentro ocurrió en momentos en que el Caucus Hispano alistaba una resolución en la que solicitarían al gobernante utilizar todos los medios legales para suspender, retrasar o detener las deportaciones de inmigrantes.
Obama, quien ha ganado el calificativo de deportador en jefe, es presionado por grupos latinos para que ponga fin a estos métodos y amplíe los beneficios migratorios para los millones de indocumentados que residen en territorio estadounidense.
La plática con los legisladores trató de calmar los ánimos, pues todavía la reforma migratoria integral de sentido común (una promesa de Obama desde 2008) sigue estancada por la intransigencia de los republicanos de la Cámara de Representantes.
Pero el presidente quiere lograr una reforma al descompuesto sistema de inmigración este año, dijo la mansión ejecutiva en un comunicado.
Más de 11 millones de inmigrantes sin papeles podrían regularizar su situación de concretarse la reforma.
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