La sagacidad y visión estratégica del Comandante Guevara le permitieron a finales de 1958 aprovechar el progresivo deterioro del régimen de Batista para cortar la isla en dos y, junto con las acciones rebeldes en el oriente del país, acercar la victoria final
En la fría madrugada del 16 de diciembre de 1958 sonaron en Fomento los primeros tiros de la arremetida general del Ejército Rebelde contra pueblos y ciudades de la antigua provincia de Las Villas, en lo que representó el salto a una nueva calidad de lucha, por cuanto se pasaba de la guerra de guerrillas, al dominio permanente de objetivos y territorios en las zonas llanas del centro del país.
Apenas 12 días habían transcurrido desde el fracaso de la ofensiva del ejército de la dictadura contra el puesto de mando rebelde en El Pedrero —iniciada el 30 de noviembre— y 15 desde la firma, en ese mismo sitio, del histórico pacto de unidad entre el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, cuando se desató la avalancha libertaria.
La decisión de iniciarla, al parecer ya estaba concebida, pues el primero de diciembre, en medio de los fuertes combates empeñados contra los más de 1 000 soldados del régimen que confluían por tres diferentes puntos hacia la Comandancia insurrecta, y acabado de suscribir el cardinal documento, el Che dijo: “Creo que estamos al borde de un colapso. Si factores ajenos a la nación intervienen, quizás se mantenga algo. De todas maneras, las fuerzas populares son tan grandes que el colapso es inevitable”.
Cuatro días después la ofensiva enemiga fracasaba, a un costo de decenas de muertos, heridos y prisioneros para las tropas del régimen y la captura por los rebeldes de un importante número de armas y pertrechos. Sin embargo, el principal quebranto para aquel gobierno que se caía a pedazos era la pérdida definitiva de la iniciativa estratégica, como venía ocurriendo en el oriente del país.
CONTRAOFENSIVA REBELDE
Lejos de imaginar estaba Vicente Suárez Pérez, entonces un fomentense descendiente de españoles de apenas 18 años, los planes verdaderos del Che cuando lo nombró segundo jefe de la guerrilla de vanguardia de la Columna No. 8, y les dio a sus 14 hombres la orden de operar en la zona de Manguito, desde donde se trasladaron a Agabama para de allí asaltar el central Escambray junto a otros dos pelotones rebeldes, acción que se ejecuta el día 12.
No se trataba solo de la captura del botín necesario, consistente en 11 prisioneros con sus fusiles, 30 000 tiros de calibre 30.06 y otras vituallas, sino que el Che —lo supo luego— estaba rodeando Fomento y tanteando sus defensas, estudiando el estado político-moral y militar del pueblo y de los soldados para después atacarlo.
El argentino había recibido la instrucción de Fidel de intentar cortar la isla en dos por carretera y ferrocarril para que no le llegaran refuerzos a las guarniciones del ejército en Oriente, con vistas a la gran ofensiva que ya se iniciaba en la tierra de los Maceo.
Vicente y sus coterráneos Orlando Hernández Milián y Caridad Fidel Padrón Hernández no podían conocer los planes de su jefe máximo, cuya inteligencia se puso de manifiesto una vez más al escogerlos a ellos y a otros oriundos de la zona para guiar a las fuerzas atacantes hacia sus objetivos en la localidad.
Siguiendo un plan bien concebido, el 15 de diciembre el Che sitúa un pelotón en Nazareno al mando del capitán José Ramón Silva y en la madrugada del 16, otro grupo encabezado por Joel Iglesias, se ubica en el crucero del Ferrocarril, al suroeste de la población, mientras otros dos pelotones encabezados por el teniente Luis Alfonso Zayas y Roberto Rodríguez “El Vaquerito” se mueven por la línea del ferrocarril rumbo al central.
No tardaría el Che en ordenar al capitán Manuel Hernández, el Isleño, cubrir con sus escuadras la dirección de Cabaiguán por el rumbo de Santa Lucía para enfrentar la posible llegada de refuerzos. Pero quedaba la posibilidad de que intervinieran fuerzas del Regimiento Vidal, de Santa Clara, que contaba con cerca de 3 000 soldados. Para evitarlo y cumplir las instrucciones de Fidel, el propio 16 de diciembre Che envía a un comando con Olo Pantoja al frente a tumbar el puente de hierro de Falcón, sobre la carretera Central.
En una de esas noches, cuando se encontraba Caridad Fidel Padrón con un hermano suyo y otros compañeros cortando las comunicaciones por la vuelta de Placetas, llega la avioneta y sorprende a los tres yipis que avanzaban con los faros encendidos. Los dos últimos apagan las luces y se lanzan hacia la cuenta, se escucha un ruido raro y su hermano menor exclama: “¿A qué le temen si están tirando con balitas marca U”. Aun así saltaron del vehículo y buscaron protección. Pasado el peligro regresan, montan y continúan. Al día siguiente contaron 10 perforaciones en el Willys…
FOMENTO: DESPUNTE LIBERTARIO
Según recuerda Vicente Suárez, “nosotros penetramos en Fomento desde el oeste en la noche del 15 de diciembre de 1958. Entonces el Che entró desde el central Santa Isabel —luego Ramón Ponciano— que queda al sur, sobre las cuatro de la mañana del 16 en un Willys colorado, junto con Oscar Fernández Mell.
Después de algunas peripecias, Che distribuye sus fuerzas en torno a los puntos a atacar dentro de la población y ubica otro pelotón en torno al cuartel en la casa de Martín Otero y en la de Carlitos Cabrera, y manda a buscar a Lázaro Linares —el Capitán Descalzo— con su ametralladora 30, para completar el cerco.
Ya con el alba empieza la aviación sus ataques en apoyo a los soldados y policías del régimen. El Che establece comunicación telefónica con el primer teniente Pérez Valencia, jefe de la guarnición y le pide que deponga las armas. Este responde que es un militar de academia y que no lo puede aceptar. El jefe rebelde hace el primer disparo y se generaliza el fuego.
Serían tres días y dos noches de combates casi constantes, en los que las huestes rebeldes van ganando terreno, al ocupar primero el Centro Telefónico, luego el hotel Florida, y por último el teatro Baroja, que Orlando Hernández Milián y otros compañeros logran incendiar tirándole cocteles Molotov por su parte posterior.
En la lucha por liberar la población hubo que lamentar la muerte de varios civiles, así como de los capitanes rebeldes Francisco Cabrera y Mariano Pérez “Balí”, el teniente Daniel Reádigo y el soldado Rolando Hernández Lemus “Lemito”. También resultaron heridos por un rocket, Joel Iglesias, Orlando “Olo” Pantoja, Manuel Hernández “El Isleño”, el teniente Baldoquín, un rebelde al que le decían Bigotes y Orlando Hernández Milián.
Finalmente, en la tarde del 18 de diciembre, el primer teniente Pérez Valencia accede a rendir la posición, en la que, según el propio Che, “se capturaron 141 prisioneros entre soldados, policías y confidentes”; también se ocupó un importante botín de guerra que el jefe rebelde utilizaría para potenciar la lucha en el llano.
El último acto del inolvidable guerrillero en la ciudad recién liberada, fue dejar constituidas las nuevas autoridades encabezadas por un mecánico-alcalde: José Luis Rodríguez Ramírez, “El Curro”.
AVALANCHA EN EL LLANO
Tan pronto se consolida la victoria en Fomento, el Che rearma y reorganiza a las tropas al tiempo que valora la situación estratégica creada y decide casi sin pausa continuar la ofensiva con Guayos y Cabaiguán como próximos objetivos.
El excepcional guerrillero está informado de que en el Frente Norte tropas de Camilo han ocupado el poblado de Iguará el 15 de diciembre y que el 17 liberan a Meneses, en tanto ese día milicianos del Ejército Rebelde toman Taguasco al huir la pequeña guarnición. Igual sucede el 18 en Mapos y Natividad. El 20 de diciembre, pelotones del Frente Norte ocupan Mayajigua; y en la propia jornada caen en manos revolucionarias Banao, Guasimal y Tunas de Zaza.
Pero, a los efectos de las comunicaciones, todavía la isla no está cortada en dos. Por eso, al amanecer del lunes 22 de diciembre, el Che encomienda a Rogelio Acevedo y su pelotón la demolición del puente de hierro del ferrocarril sobre el río Sagua la Chica, a unos 800 metros del ya destruido en Falcón sobre la Carretera Central.
La lucha por Guayos se decide el 21, cuando es cortado el puente de hierro de La Trinchera y, poco después, capitulan los soldados y policías que cubren su pequeña guarnición. Simultáneamente, tropas rebeldes asaltan la Estación de Microondas en La Campana, mientras otros pelotones ponen cerco al cuartel en Cabaiguán, que se rinde en la tarde del 22.
El 23, mientras el argentino se mueve sobre Placetas, Sancti Spíritus es liberada por el pueblo, como diría luego el Comandante Armando Acosta, jefe de las tropas que primero irrumpieron en la villa. Cuando Armando lo va a ver esa noche, el Che le preguntó en tono de broma que “qué aldea era esa”, a lo que el aludido le dijo que era la mayor ciudad territorio libre de Cuba. Su impresión fue tan grande que allí mismo decidió venir con él personalmente a verla.
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