Sobrepasó Sancti Spíritus la siembra planificada en el primer semestre, con prioridad para la reposición de las cepas viejas.
Hablar de caña en medio del abrasador verano y del furor noticioso generado por el Mundial de Fútbol suena a naufragio reporteril; sin embargo, Sancti Spíritus acaba de meter su gol en las redes informativas al sobrepasar el programa de plantación de primavera, cuya ejecución principal —el 68 por ciento— se inclinó hacia la reposición de áreas envejecidas y de bajo rendimiento agrícola.
Contrario a lo que sucede en Brasil, donde varios de los mejores goles han llegado de zurda, los cañeros espirituanos salieron a los campos desde el mismo mes de enero con el pie derecho y, en el primer tiempo del cronograma —hasta abril— sembraron 822 hectáreas, aprovechando las bondades de los sistemas de riego estacionario y móviles asignados al territorio en los últimos años.
El grueso de la plantación estaba pactado para el segundo tiempo —mayo-junio— y fue tal el interés de los productores por ganar el partido en el calendario reglamentado que al sonar el silbatazo final el 30 de junio la provincia reportó la siembra de 4 916 hectáreas, el 61 por ciento de la plantación planificada para el año.
Más allá de clasificar en el grupo de los territorios cumplidores, este resultado coloca a la provincia en ventaja para avanzar a la segunda fase, programa que a partir de ahora es conocido en el sector como plan de frío, el cual concentra la mayor ejecución entre julio y septiembre.
El 32 por ciento de los plantado fue en las llamadas áreas vacías y más de la mitad de esos suelos estaban ocupados por el marabú, para cuya eliminación se recabó el auxilio de los bulldozers.
Ermio Cáceres Hernández, director de Atención a Productores en la Empresa Azucarera Sancti Spíritus, calificó de buena la ejecución del programa, porque a la calidad de la semilla y las favorables condiciones climáticas para esta labor se unió la preparación adecuada de tierra a partir de la explotación de la moderna maquinaria llegada al cañaveral.
Aunque una parte del área sembrada antes de mayo va a la siguiente cosecha y en sentido general esta ejecución garantiza continuidad a los crecimientos futuros planificados, la celebración del gol cañero debe ser discreta, si consideramos que el rendimiento agrícola de la provincia al término de la última zafra rondaba las 37 toneladas por hectárea, inferior a la media nacional y que disponer de un mayor volumen de materia prima sigue siendo el desafío principal del sector en Sancti Spíritus.
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