El Museo de Arte Colonial, de Sancti Spíritus se ha convertido en una de las joyas patrimoniales no solo de la cultura espirituana, sino de Cuba.
El inmueble es conocido como Palacio Valle Iznaga, apellidos de dos acaudaladas y aristocráticas familias que vivieron sueños y tal vez desilusiones, a pesar de su riqueza material, entre sus confortables paredes, rodeados por un lujo deslumbrante.
No obstante, como más se le conoce es como la casa de las cien puertas, por poseer igual número de aberturas, entre puertas y ventanas, por donde penetran el aire, el sol o los visitantes. Una leyenda oral relata cómo el piano, uno de los primeros introducidos en la Isla situado en la sala de música, fue llevado en hombros por esclavos desde el puerto de Casilda (Trinidad) hasta esta ciudad, tras recorrer 80 km.
Los dueños de la casa poseían grandes extensiones de tierra para el ganado mayor, ingenios azucareros y otras propiedades con la que amparaban una vida ostentosa.
Según datos consultados, en 1846 la mansión es objeto de grandes cambios al renovarse la ebanistería, carpintería y los trabajos en hierro fundido, logrando una gran variedad en el diseño de las rejas y balcones, mientras se sustituyen con mármol los anteriores pisos.
El Museo de Arte Colonial de Sancti Spíritus radica allí desde el 10 de octubre de 1967 y cuenta con más de una decena de salas de exposición permanente, donde predomina el sigloXIX cubano, en el que sobresalen las mamparas y vitrales, con su admirable colorido. Entre las colecciones del Museo están las porcelanas, elaboradas en las más prestigiosas fábricas europeas y las lámparas españolas de las habitaciones. También figuran dos grabados suizos del famoso holandés Leopoldo Luis Robert.
Que bueno que en SS al igual que lo esta haciendo Trinidad se tome en la etapa Vacacional un recorrido turistico teneindo en cuenta los museos (INCLUYENDO EN PRIMERA PARTE A ESTE), sus calles, sus personajes y anadirle una serie de actividades para que el pueblo conozca verdaderamente la Villa del Yayabo, lugares y personal capacitado para ello hay.
soy espirituana y aunque ya no estoy viviendo allí, aun recuerdo la primera vez vez que fui al museo siendo pequeñita de la mano de mi papá, una experiencia inolvidable. Bravo por las personas que mucho cuidan de él y lo mantiene como uno de los lugares más bellos y mágicos de mi apacible y linda ciudad natal.