Tras largos años de espera, los restos del poeta y pintor Fayad Jamís serán trasladados para su descanso definitivo en Guayos.
“Una señal que no quiere convertirse en símbolo y se impulsa en el costado lateral de un pez. Una fulguración que entreabre las hilachas de lo subconsciente, pero sin redondearse ni terminar en lo explícito inmóvil: una flecha de cuyo extremo pende una linterna atravesando el ramaje. La forma jugando las dos esferas comunicantes: círculos sobre dólmenes, tortugas emigrando en un trozo de hielo, sosteniendo con sus cuatro patas, como en las fábulas chinas, lo estelar”. Así describió José Lezama Lima en 1967 la obra pictórica de Fayad Jamís Bernal, uno de los principales artistas cubanos del período vanguardista.
Poeta y pintor, Fayad nació en Ojocaliente (Zacatecas, México), en 1930, aunque él mismo declaró a Guayos como su lugar de origen, pues allí vivió gran parte de la infancia y juventud, aprendió los rituales del dibujo, publicó el poemario Brújula y organizó su primera exposición personal, inaugurada en Sancti Spíritus en 1949.
Los tantos palos que le dio de la vida lo hicieron trasladarse a La Habana, donde siguió pintando y enhebrando versos, e integró el mítico grupo Los Once. Luego viajó a París, hizo migas con André Bretón, el padre del surrealismo, y dio a conocer el volumen Los puentes. Tras el triunfo revolucionario regresó a la isla para continuar su carrera plástica y literaria, obtuvo el Premio Casa de las Américas con el poemario Por esta libertad, y ofició como traductor, diplomático, restaurador, diseñador gráfico y profesor de la Escuela Nacional de Arte hasta su muerte, ocurrida en 1988.
Sin embargo, el espíritu aventurero y trashumante de Fayad siempre vio a Guayos como ese bucólico sitio donde podía disfrutar una buena taza de café en compañía de sus grandes amigos. Allí regresaba siempre que podía y, entre los tantos destinos posibles, iba al taller de artes plásticas dirigido por Mario Félix Bernal, visitaba a Tomás Álvarez de los Ríos u organizaba largas tertulias en casa de la poetisa Crucelia Hernández. Muchos guayenses de hoy hablan orgullosos sobre el Moro o el Mexicano, sobrenombres que le endilgaron con cariño; a veces da la impresión de que, de tanto evocarlo, lo verán aparecer por alguna esquina, luciendo una impecable guayabera de mangas largas y caminando con aquella característica cojera que le hacía ladear el cuerpo hacia la derecha.
Para el año en que murió, su hija, la escritora Rauda Jamís, ya se había instalado definitivamente en Francia; por lo tanto, fueron los amigos y colegas habaneros del Moro quienes decidieron enterrarlo en la bóveda 2, perteneciente al Sindicato de Artes y Espectáculos, ubicada en el cuartel noroeste de la Necrópolis de Colón. Tras la exhumación, los restos fueron trasladados hacia el Osario de la Asociación Nacional de Operadores Cinematográficos, según consta en los archivos del propio cementerio.
Cumplimentando un anhelo histórico de Tomas Álvarez de los Ríos, a finales de 2013 Alba y Alexis Jamís Pimienta, sobrinos del pintor residentes en Cuba, retomaron las intenciones de trasladar los restos de su tío hacia Guayos. Para lograrlo solicitaron ayuda a Damaris Rodríguez Ramos, quien por aquel entonces se afanaba en la creación de un ambicioso complejo cultural dedicado a promocionar la vida y la obra del pintor, proyecto que actualmente continúa gestándose y tendrá como sede la tierra donde el autor de Brújula soñó sus primeros poemas.
El pasado 4 de marzo, el antropólogo forense Dodany Machado se reunió con los sobrinos de Fayad, acompañados por Damaris, en el Osario de Operadores Cinematográficos del Cementerio de Colón con el objetivo de identificar los restos del pintor. Tras arduas pesquisas, el especialista comprobó que ninguno de los 80 esqueletos humanos conservados allí era el de Fayad. Posteriormente, Alba y Alexis Jamís decidieron continuar la investigación en la bóveda 2; para ello, entraron en contacto con del historiador e investigador Ercilio Vento Canosa, espeleólogo, historiador y especialista de Segundo Grado en Medicina Legal.
De amplia experiencia en el campo de la antropología forense (al punto de haber estudiado las osamentas de personalidades como el zoólogo alemán Johan Gundlach y el Mayor General mambí Vicente García González), el doctor Ercilio accedió a trabajar en la identificación de los restos de Fayad atraído por el misterio.
Ya en la bóveda, Ercilio analizó los 30 esqueletos allí conservados hasta seleccionar uno que correspondía a una persona de sexo masculino, de grupo racial europoide y con edad comprendida entre los 55 y 60 años. Tras un estudio más riguroso, el especialista calculó la altura de la persona (1.75 o 1.80 metros), detectó huellas de anemia en el hueso frontal del cráneo y dictaminó un desgaste en la mortaja astragalina del tobillo izquierdo, lo cual provocaba que el individuo cojeara del lado derecho.
Estos elementos, unidos a las características de las mandíbulas y el rostro (edentia casi total, órbitas altas, glabela y arcos supraciliares desarrollados, mentón fuerte y cuadrado), y a las enfermedades sufridas por Fayad, le permitieron dictaminar que aquellos eran sus restos; conclusión sustentada tras efectuar una comparación para establecer la relación directa entre el sustrato óseo y los tejidos blandos, realizar una superposición fotográfica utilizando imágenes de archivo cedidas por los familiares del Moro y ejecutar una reconstrucción modelada del rostro siguiendo los métodos que actualmente utiliza la mayoría de los antropólogos forenses a nivel mundial.
En estos momentos, los restos de Fayad Jamís permanecen en la Necrópolis de Colón, aunque próximamente serán trasladados a Guayos. Según palabras de Damaris, “encontrarlo ha sido un sueño hecho realidad, pues así podrá descansar en la tierra que lo vio crecer. Por momentos pensamos que nos enfrentábamos a una tarea imposible, pero al final lo conseguimos gracias al talento de Ercilio, cuya ayuda ha sido invaluable. Muchos artistas, poetas y personalidades de la cultura espirituana esperan con ansias el traslado; varios repentistas ha compuesto décimas para compartir con todos en ese momento. Y es que el Moro siempre fue, y sigue siendo, un guayense nato, hijo legítimo de un pueblo que aún lo recuerda y respeta mucho”.
Por su parte, el doctor Ercilio aseguró que “identificar los restos de Fayad Jamís ha sido una tarea compleja pero altamente gratificante. Ahora, donde quiera que esté allende las fronteras de la vida, en el seno de lo eterno, él sabrá que este retorno al amor de los suyos es un conjuro al maltrato que sufriera, y también nuestro modo de recitarle: si tantos palos te pudo dar la vida, después de ella aún te decimos te quiero”.
Con cuanta satisfacción e leido este buen reportaje, merece elojios, cuanta dedicación, tambien me es grato conocer la gran ayuda del Dr. Ercilio, todo para que al fin descanse en paz el mexicano-guayense en suelo de Guayos.
Queridos lectores:
En primer lugar, muchas gracias por las recomendaciones y notas aclaratorias que han hecho a este artículo. Debo reconocer que no soy periodista, sino historiador del arte, aunque publico asiduamente en Escambray gracias a la paciencia de su colectivo de trabajadores. El artículo Regresa el vagabundo del alba forma parte de una pequeña investigación que Damaris y yo estamos llevando a cabo sobre Fayad; investigación que tributará de manera directa al centro cultural que, una vez fundado en Guayos, se encargará de promocionar la obra plástica y literaria del Moro. Cierto es que he olvidado mencionar a Margarita en el texto, pero ese era un dato del que no disponía hasta leer sus aclaraciones. Desgraciadamente, muchas veces es casi imposible acceder a las personas que poseen ese tipo de información; por suerte aún disponemos de lectores críticos capaces de opinar y aclarar entuertos de forma tan inteligente y oportuna. Agradecería cualquier información que puedan aportar sobre Fayad, e incluso me interesaría contactar con sus familiares en el extranjero. Por favor: pueden enviarnos fotos, datos, fechas, poemas… todo lo que consideren importante sobre la vida y la obra del maestro. Mi correo electrónico es marocalvo@gmail.com. Tanto Damaris como yo estaríamos muy agradecidos por su cooperación. Les dejo un abrazo enorme, mucha salud y suerte, y ojalá nos veamos por ahí…
Maikel José Rodríguez Calviño
Me pregunto por qué no hay una mención a la escritora Maragarita García Alonso en este artículo, sabido es por todos los que admiramos al maestro que sus últimos días los paso amorosamente acompañado por ella.
Justicia es justicia y la verdad debe primar en todo.
Gracias por la información.
Gracias Estela,sobre todo porque parte de mi familia es cercana a la del poeta y que viven en Puerto Rico y Mismo….Desconocía esto que UD,generosamente comparte.
Quise escribir Miami
Buenas tardes,
Es bien curioso acusar a la hija de Fayad Jamis y de Nivaria Tejera, Rauda Jamís, y no comunicarse hablar con ella, no entrevistarla, no investigar nada con ella. La cual, que se sabe, está viva.
Solo acusaciónes y ataques, viles. Atacan, pero no le dan la posibilidad de contestar: no son formas de periodismo serio.
Saludos,
Tiene Usted toda la razón, Lang.
Muchas acusaciones, y muchas mentiras, bastantes omisiones, y rasgos importantes de mitomanía. Sin hablar quefalsos son la cronología de eventos esenciales y el rol de cada persona citada.
Todo el mundo sabe que Rauda Jamís Tejera no tiene nada que ver con un solo manoseo de los que se cuentan aquí, hay que saberlo: buscan a un o una culpable y por odio caen sobre la hija.
Casi todos inventan, se regocijan, menos esa integra mujer que siempre ha sido hija del poeta -y además discreta: muy faciles son las miserables acusaciónes de los egos, las autosatisfacciones, el narcisismo del yo yo yo.
Hay que decir alguna verdad: la hija no inició ningún proceso para obtener algo. Otra persona lo hizo -que no nombraré-, la cual quiso apoderarse de la obra, de la casa etc. Y, que de hecho, se robó montones de pertenencias del poeta, cuartillas, poemas, cuadernos, cartas… y obras (las que tenían valor comercial, consta) de otros que desaparecieron. El Patrimonio nacional cubano supo que esa persona hasta vendió parte o todas esas obras de valor. La misma también destruyó mucho de lo que había en la casa (que el poeta obtuvo gracias a su 3ra esposa). Y destrozó correspondencias y fotos de personas que odiaba, y que hubieran podido comprometerla. Y picoteó caras y cartas. Y armó escnadalos. Algún dia toda la verdad saldrá a la luz del dia. El resto son inventos de -muy- mal gusto. Saludos,
Aclaración: Su hija, Rauda Jamis, nació y siempre ha vivido en Francia, en realidad tuvo poco contacto con el padre (No más de cuatro o cinco encuentros al final de la vida de Fayad). Es hija de Nivaria Tejera, escritora cubana residente en Paris desde los sesenta.
Su aparición en La Habana, tras la muerte del Moro se debe a que estableció litigio para obtener la herencia.
Está Usted muy mal informada, Estela. La hija no «apareció» en La Habana para «establecer litigio»: eso es el cuento de la persona que estableció litigio, y se sabe en toda La Habana, y en el circulo cultural de la época, y en Patrimonio nacional, el cual obsesrvó de cerca cada proceso.
También hay que conocer bien la legislación cubana, de esa época y de ahora, sus evoluciones y cambios.
Como lo escribe aquí Fidel Ginoría: «Justicia es justicia y la verdad debe primar en todo.» Y la verdad vendrá, clara como el agua. transparente, y a muchos los asombrará -aunque reconozcamos que estamos en épocas de negacionistas, aferrados a las mentiras.
Saludos,
Omite usted un detalle de altura, cuando Fayad Jamis murió vivía con la poetisa matancera Margarita García Alonso y fue ella, quien se encontraba a su lado en el Hospital Almejeiras y junto al Director de Casa de las Américas, Fernández Retamar, tomaron la decisión de darle sepultura a Fayad en esa fosa comuna del cementerio porque no existía otra opción, así como que este despidiera el duelo. Margarita vive en Francia, durante años solicito su tumba tuviese nombre junto a sus sobrinos. Creo que pasados tantos años es hora de que se conozca que Fayad Jamis no murió solo, es imposible no mencionar sus últimos años de vida, ni a esta mujer que forma parte de la leyenda conocida por todos los intelectuales cubanos. En Google usted puede encontrar hasta la foto de ambos y sus sobrinos pueden corroborar lo anterior.
Es extraordinaria la noticia para todos los poetas y habitantes de Guayos, tremenda labor para que repose en paz junto a su querido pueblo.
De lo mejor que he leído en larga data.Felicidades periodista a esto es a lo que llamo periodismo serio.