En economía, como en el clima, es complejo hacer pronósticos para predecir con exactitud cuándo se alcanza el resultado esperado y deseado; sin embargo, es inevitable hacer estimaciones y avizorar posibles escenarios a los que pudiera llegarse.
La planificación y sus diferentes herramientas permiten esos análisis, incluso en condiciones de una economía de mercado con modelos liberales de gestión; en una economía como la nuestra, con alto nivel de centralización en las decisiones y la asignación de recursos, es posible llegar a preestablecer resultados sin la sorpresa de la improvisación.
Por otra parte, el grado de dependencia del componente de las importaciones para crear el producto en la economía cubana torna más complejos los pronósticos a corto y mediano plazos, lo que, unido a la incertidumbre de los principales flujos financieros que puedan promover el crecimiento, hace muy difícil la apreciación en el largo plazo.
Entendidos estos elementos, no se excluye que se trace un rumbo para alcanzar los objetivos previstos y es precisamente lo que se viene haciendo en estos últimos años con la aprobación e implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución a partir de abril de 2011, que formulan, entre otros, los principales elementos de estrategia económica.
Transcurridos poco más de tres años desde que se aprobaron y de alguna manera se tomaron las decisiones iniciales, el avance en la aplicación de los Lineamientos no ha sido lento, a pesar de la opinión contraria de algunas personas que consideran que las circunstancias de la economía y la sociedad cubanas exigen mayor premura.
Aunque en algunos casos pudiera señalarse morosidad burocrática para proceder y decidir, en general los cambios importantes que se vienen realizando en el modelo de gestión económica implican contradicciones y antagonismos transitorios, en medio de un escenario caracterizado por la perdurable crisis de la economía mundial y la agudización real en la aplicación de las políticas de bloqueo por parte de la administración de los Estados Unidos.
Debe tomarse en cuenta —y lo subrayo— que los cambios sustantivos a introducir en el modelo de gestión de la economía necesariamente deberán respaldarse con recursos materiales y, por supuesto, financieros, los que han sido esquivos en las proporciones y magnitudes requeridas, teniendo en cuenta que la propia economía no los crea en su dinámica.
Puede señalarse que la Tasa de Formación Bruta de Capital —la capitalización de la economía— fue solo de 8.6 por ciento en 2012 y 8.3 por ciento en 2011, lo que equivale a 9 centavos aproximadamente por cada peso de Producto Interno Bruto (PIB) creado. Por el grado de descapitalización imperante en casi todos los sectores y ramas de la economía, se estima que no debe ser inferior a un 20 por ciento anual para ir recuperando la eficiencia y competitividad.
Para cambiar todo lo que debe ser cambiado, axioma revolucionario, debe considerarse lo necesario y posible; no todo lo que se necesita es posible tenerlo en el momento requerido y la dinámica de los cambios está decidida por esa realidad que supera deseos y aspiraciones.
La economía cubana durante los últimos tres años no ha transitado con resultados sobresalientes en su dinámica —crecimientos bajos del PIB entre 2.7 y 3.0 por cientos— como para alentar los procesos de transformaciones, influida fundamentalmente por la escasez de recursos financieros, con independencia de las deficiencias propias de la gestión.
Con una estructura económica en la que predomina el componente de las importaciones y una limitada capacidad de exportación de bienes, los servicios han venido aportando los recursos en divisas imprescindibles que salvan el balance financiero externo en la cuenta corriente del país —cerró, según se informó en la Asamblea Nacional de diciembre 2013, con saldo positivo de 1 256 millones de dólares— de la amenaza de las cifras negativas, pero no permiten asumir con medios propios grandes propósitos de capitalización de la economía, excepto lo que puntualmente ha podido hacerse con el crédito externo (ejemplo: inversión del Puerto del Mariel con financiamiento brasileño de 900 millones de dólares en esta fase), por demás, limitado también e insuficiente.
La inversión extranjera directa, a pesar de la crisis de la economía internacional, ha mantenido un flujo importante como elemento dinamizador de las economías emergentes y ha beneficiado el crecimiento y desarrollo de una parte considerable de países.
Aunque el mayor porcentaje de este flujo procede de la Unión Europea, en el caso de la economía cubana no ha sido representativo ese movimiento dadas las condiciones que imponen las medidas que aplica el gobierno de los Estados Unidos en las relaciones internacionales respecto a Cuba.
Ante esta marginación de los principales flujos de capital mundial, resta apostar por un incentivo a la inversión extranjera que de alguna manera no esté comprometida, para atraer recursos financieros que puedan ubicarse en las ramas y sectores estratégicos de la economía, sobre todo con prioridad para el cambio de la estructura importadora por la producción nacional, sin menosprecio de lo que pudiera aportar una flexibilización de las relaciones con los Estados Unidos y el rencuentro con el canal de la Unión Europea.
Un factor dinamizador debe encontrase en corto y mediano plazos para asumir los retos que imponen los cambios propuestos en el modelo de gestión de la economía cubana y las decisiones que obligatoriamente deben adoptarse, sin detener el movimiento en la dirección trazada, aun cuando la rapidez del avance no sea la deseada y necesaria.
*Especialista principal en la Dirección Provincial de Planificación Física.
Como siempre Marcos Alvarez nos eleva nuestros escasos conocimientos económicos, pero es innegable que debemos y podemos resolver un grupo de deficiencias que tenemos en nuestra Economía Cubana al margen de la tan necesaria Inversión Extranjera, por ejemplo el funcionamiento tan deficiente de la Agricultura Cubana en el Sector Estatal siendo este uno de los aspectos en que se necesita mas celeridad y otro ejemplo seria solo reconocer y premiar los resultados positivos y no los teques y guataqueria oportunista de alguns directivos economicos, agradecems a nuestro Escambray por publicar tan buenas clases Economicas