Los espirituanos no solo están entre los mayores consumidores de pescado o sus derivados, sino que son los que a más bajos precios los adquieren.
La predilección por los surtidos que se expenden en las 14 unidades de la Acuicultura existentes en la provincia evidencia que los espirituanos no solo están entre los mayores consumidores de pescado o sus derivados, sino que son los que a más bajos precios los adquieren, pues, a pesar del incremento suscitado tiempo atrás, el territorio sigue protegiendo dichos surtidos para que se mantengan más baratos que en el resto del país.
Poco a poco cada oferta, de las múltiples que se proponen en las nombradas pescaderías especializadas, gana en calidad, como es el caso de las minutas, los filetes, los tronchos o los picadillos y también mejoran su presentación otros productos como las croquetas, embutidos, hamburguesas y chorizos.
Pero, ¿dónde se puede medir la eficacia de las producciones del sector?, por supuesto que en la mesa del consumidor, que busca en estas variantes alimenticias surtidos más asequibles a su economía y gustos personales.
No obstante, en recorrido efectuado recientemente por pescaderías de los municipios de Jatibonico, Taguasco, Cabaiguán y Sancti Spíritus, Escambray encuentra puntos vulnerables que laceran el buen desempeño de la comercialización de pescado.
La falta de imagen, ya sea de pintura, arreglo de mostradores, repello de paredes, garantía de agua potable, baño para uso de los trabajadores y la imposibilidad de echar a andar los aires acondicionados de los locales, por una mala planificación en la asignación de energía eléctrica, es el panorama, casi generalizado, en dichas unidades.
Según los dependientes entrevistados, la situación más crítica está en la rotura de los freezers, algunos con más de tres años en espera de su arreglo, y la poca capacidad de frío, que impide almacenar mayor cantidad de productos, dificultad que genera un incremento en el gasto de combustible, al tener que destinar un transporte, prácticamente a diario, para asegurar el abastecimiento a dichos establecimientos.
Varios consumidores en Taguasco, Jatibonico y Guayos manifestaron la poca presencia de especies procedentes del mar, como pargos, camarones, biajaibas, raya y otras que, en años anteriores, se comercializaban con mayor sistematicidad y hoy no aparecen nunca.
Escambray les sigue el rastro a los peces para cotejar tales cuestionamientos con Erich Pérez Márquez, jefe del Equipo de Comercialización de la Unidad Empresarial de Base Comespir, subordinada a la Acuicultura, quien refiere: “Tratamos de hacer llegar de manera equitativa los productos a todos los lugares; pero existen surtidos que por su corto tiempo de duración o su poca disponibilidad decidimos dejarlos solamente en las unidades de la cabecera provincial.
“La distribución de productos del mar presenta dificultades —dice—, pues la Empresa Pesquera de Sancti Spíritus (Episan), responsabilizada con vendernos esas especies, no está cumpliendo del todo con esos compromisos, al parecer, para destinarlos a las tres nuevas pescaderías que abrieron en Yaguajay, Trinidad y Sancti Spíritus; no obstante, nuestra entidad busca en Ciego de Ávila bandas de raya, tiburón y otros tipos de pescado, para mantener la variedad en las ofertas, a pesar de que nos genera un incremento en los gastos”.
Para los espirituanos salir en busca de mariscos no resulta una quimera, solo que las estrategias de cada entidad en materia de comercialización ponen a prueba su competitividad y eficiencia. Si a las casillas de la Acuicultura se suman otras tres de la entidad rectora de especies marinas (Episan), aplaudimos la iniciativa, pues lo importante es que exista la posibilidad de adquirir el producto, pero sin descuidar aquellos territorios que hoy reciben solo pescado de agua dulce o sus derivados.
Esta pescadería es un ejemplo de eficiencia y de buen trato a sus clientes he comprado lo que ofertan y puedo asegurar su calidad, todo lo contrario a la Casilla Especializada sita en la calle Independencia de nuestro municipio cabecera, es todo un desastre, en primer lugar tiene como guardianes a unas fijas estatuas ya que siempre son los mismos que acaparan los cárnicos y embutidos a la cara de todas las autoridades del territorio, hacen colas nocturnas tirados en los contenes, maltratan a nuestros ancianos, interrumpen el tránsito y conocen mejor que la radio las horas de distribución, lo que se ofertará cada día y quien o no lo comprará, por lo tanto su principal objetivo no se cumple ya que ningún trabajador que cumpla su jornada laboral puede adquirir en este centro sus productos, espero que las autoridades del territorio tracen una estrategia para que los trabajadores que cumplen su jornada laboral puedan en sus zonas de residencia adquirir el pedacito de cerdo que tanto demanda la familia cubana en este mes de diciembre.