La fase final de la cosecha tabacalera en Sancti Spíritus conjuga acciones fitosanitarias con los cortes de la capadura.
Pese al mejor engranaje organizativo, la llegada de los recursos esenciales y una apreciable respuesta de madera desde predios espirituanos, la cosecha tabacalera 2013-2014 vive momentos tensos a partir del atípico comportamiento climático y la afectación causada por el hongo del suelo conocido como Pata prieta en alrededor de un tercio del área plantada.
Si bien hasta finales de abril la recolección de la hoja a escala provincial marchaba sin atrasos, en el plano individual Cabaiguán exhibe incumplimientos —al 88 por ciento— y focaliza la mayor preocupación, en virtud de que allí se concentra prácticamente la mitad de las 2 600 toneladas de tabaco a entregar por el territorio espirituano a la economía.
Osmel Pérez Puentes, principal representante de la rama en Sancti Spíritus, refirió a la prensa que los mayores problemas en Cabaiguán provienen de las afectaciones con la Pata prieta y la infestación de las áreas con la planta parásita llamada Orobanche.
De acuerdo con la fuente, un levantamiento realizado en la provincia arrojó que de las cerca de 2 500 hectáreas sembradas de tabaco, 911 reportaron la presencia del dañino hongo del suelo, cuyo mayor impacto lo recibe la capadura —rebrote luego de cortado el principal— y que tiene entre sus causas no rotar las áreas dedicadas al cultivo.
“Se trabaja en una estrategia de atención fitosanitaria en unas 500 hectáreas a fin de aprovechar un segundo corte y tratar de minimizar los daños causados por la Pata prieta; aun cuando estamos apretados la empresa se propone cumplir con el plan de las 2 600 toneladas de tabaco, incluido el municipio de Cabaiguán, porque de acuerdo con los rendimientos logrados hasta ahora y lo que le falta por cosechar allí, puede también dar su aporte”, expresa Osmel Pérez.
Al término de la segunda decena de abril quedaban por recolectar en la provincia unos 260 000 cujes —menos del 20 por ciento de la cifra prevista— y como un elemento favorable para el desenlace de la campaña el directivo señala el rendimiento de las áreas sembradas a partir de enero, pues se comportan mejor que las plantadas en noviembre-diciembre, normalmente la etapa óptima del cultivo.
Según Osmel Pérez, los primeros aguaceros de mayo deben marcar la arrancada del acopio de la hoja curada en los aposentos y define como “el momento de la verdad para hacer el estimado final de la cantidad de toneladas de tabaco neto”, a la prueba de pesaje a realizar en junio en cada casa de curación.
Si algo distingue la presente contienda es el avance en la reparación y construcción de aposentos, al computarse a finales de abril más de 400 entre terminados y en fase de ejecución; adelanto favorecido por la mayor entrega de madera desde el propio territorio y principalmente aportada por la propia entidad tabacalera.
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