A 3 kilómetros de la ciudad y con ubicación hacia el sur, se encuentra el antiguo patio de desechos sólidos de Trinidad. Muy cerca, hace alrededor de un año, le creció a la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad el nuevo vertedero con unas 6 hectáreas de terreno preparadas con todos los requerimientos técnicos para depositar los residuos sólidos de la ciudad sin afectar a la población y el medio ambiente.
La inversión, valorada en 1 375 000 pesos, además de unos 53 000 CUC, incluyó la creación de 13 celdas para el tratamiento de los desechos: ocho para los comunes, o sea, los generados por la población; dos para la basura de los hoteles y uno para los de hospitales, en tanto se previó también una laguna de oxidación adonde llegarán las materias líquidas de la descomposición o de los propios residuos. Al decir de los entendidos, el sureño municipio había tenido la suerte de contar con un sumidero de los más funcionales del país.
Así, con frecuentes contratiempos, entre ellos la carencia de suministros y fuerza de trabajo para su ejecución, sazonadas con violaciones en el cronograma de ejecución que provocaron múltiples paradas y atrasos en el compromiso de entrega, la obra civil quedó lista a finales del 2013.
La historia se pudiera parecer a la de múltiples inversiones que sufren similares tropiezos, con la diferencia de que, a pesar de algunas paradas y de que el vertedero en cuestión estuvo antes incluso que el aniversario 500 de Trinidad, a casi un año de su terminación los pobladores del sureño municipio se preguntan en qué fecha será su puesta en marcha.
Las razones parecen transitar el espinoso camino de la indolencia, esa que ha hecho posible que a esta altura funcionarios de las direcciones provincial y municipal de Comunales y del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología encontraran deficiencias que pudieran poner en riesgo el adecuado funcionamiento del sistema de tratamiento de los desechos sólidos, entre ellas el deterioro parcial, a causa de las lluvias, de la entrada principal que permite el acceso de los carros al vertedero, así como dificultades en el talud de la laguna de tratamiento para las aguas provenientes de las zanjas, igualmente provocadas por el arrastre de las aguas pluviales, según detalla Mayelín Borrego Concepción, subdirectora que atiende Higiene y Necrología en la Dirección Provincial de Comunales.
La alta funcionalidad con que fue diseñado apuntaban a una segura reducción de los impactos ambientales, algo que, de acuerdo con Luis Zerquera Zúñiga, director en funciones de ese organismo en Trinidad, es imposible lograr sin el equipamiento, idóneo a su juicio una de las principales causas en el retraso de la puesta en marcha de la instalación.
“Primero transitamos por los problemas de terminación, sobre todo eléctricos, en el edificio socioadministrativo, donde los tomacorrientes nunca aparecieron, ni las mallas protectoras contra insectos, además de las deficiencias en la nivelación de la entrada al vertedero, la ausencia de agua y la falta de una turbina para bombear que nunca se incluyó. Hay detalles que ya están resueltos como el arreglo del badén y el nivel de la laguna de oxidación, pero nos faltan los equipos.
“Solamente tenemos el buldócer y debíamos contar con un cargador para compactar los desechos sólidos y cubrir los desperdicios con capas de arcilla; de allí, pasado un tiempo, se obtiene compost, materia orgánica de alta demanda en el sistema de la Agricultura del territorio. Tampoco existe un camión de volteo, que podríamos alquilar, pero resulta difícil cuando no se tiene financiamiento para ello. No obstante, el vertedero lo vamos a echar a andar con lo que tenemos”, ratifica Luis.
Representantes de la Dirección Provincial de Servicios Comunales y del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología aseguran que en la puesta en marcha del emplazamiento de desechos sólidos resulta indispensable mantener el local con agua, para el aseo personal y la instalación del alumbrado eléctrico, a fin de poner a funcionar la turbina de bombeo del líquido hacia el tanque elevado, cuestiones que están por resolverse; pero, ¿había que esperar un año y que se deteriorara lo hecho para comenzar a remendar una obra millonaria?
Todo parece indicar, y así lo hace ver la subdirectora de Comunales, que las autoridades del organismo en Trinidad esperaban por los equipos, problema cuya única solución radica en la posibilidad de alquilarlos ya que no se previeron en la inversión.
Para Nelson Escobar, subdirector de Higiene en el sureño municipio, las exigencias de ese organismo son lógicas si se tiene en cuenta que hasta hoy no han llegado todos los recursos que requiere una tecnología como esa: camión, cargador frontal y un buldócer, este último hasta hace poco dirigido hacia otras labores.
Pasado un año de darse por terminado, se pondrá en marcha el vertedero de Trinidad, una inversión renga de principio a fin, una obra que se pone en marcha llena de manquedades, sin el equipamiento adecuado, con remiendos de última hora y marcada por el virus de la mala organización y la falta de previsión.
Más que aliviar la carga que representa la basura para el viejo vertedero trinitario, que ya no daba abasto, se corre el riesgo de que, aun sin pretenderlo, se violen las más elementales normas para la salud individual y ambiental del lugar, donde la población y el turismo se incrementan bajo un problema amenazador: las toneladas de desechos sólidos que se producen a diario.
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