La esperanza de paz se mantendrá viva sólo si el Gobierno colombiano propicia cambios efectivos en pos de la democracia y la dignidad, manifestaron este lunes las FARC-EP, al cuestionar recientes afirmaciones del presidente Juan Manuel Santos.
En un comunicado leído por Iván Márquez, jefe de la delegación insurgente que efectúa los diálogos de paz en la capital cubana con el Gobierno colombiano, la guerrilla expresó inconformidad con planteamientos proferidos por Santos a finales del año pasado.
Según la guerrilla, Santos «con aire de autosuficiencia» disertó sobre su papel personal en la actividad militar del Gobierno contra la insurgencia y se refirió a su estrategia de paz como un proceso originado en el 2000 con el lanzamiento del denominado Plan Colombia.
Con esta revelación, el presidente resuelve la sospecha de que no era este un plan contra el narcotráfico, sino contrainsurgente, concebido para derrotar la creciente inconformidad social, denunciaron las FARC-EP al criticar el intervencionismo de Estados Unidos en Colombia.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) consideraron que en nada ayudan esas expresiones en la generación de confianza entre partes contendientes que buscan sacar adelante un proceso de paz.
Asimismo, ante los diversos puntos de la agenda del proceso de paz tocados por el presidente colombiano, las FARC-EP dieron su visión particular en cada uno de ellos.
La guerrilla dijo que no había venido a los diálogos de paz en La Habana a negociar impunidades y propuso la conformación de una Comisión para el esclarecimiento de la verdad sobre la historia del conflicto interno colombiano para facilitar la acción jurisdiccional y dar satisfacción a las víctimas. En ese asunto, la insurgencia denunció que el gobierno se ha desentendido a sabiendas de que si no se integra esa comisión, no será posible abordar el tema de víctimas y máximos responsables.
Además, las FARC-EP advirtieron que otro de sus empeños en la mesa de conversaciones es lograr que se le dé participación a la ciudadanía y a sus organizaciones en las altas instancias de planeación de políticas del país y se abran las puertas a la democracia verdadera, donde no se asesine a nadie por su pensamiento político.
También, abogaron por una acción concertada entre las naciones para combatir al narcotráfico e insistieron en que las medidas punitivas contra ese flagelo no se centren en los sectores más débiles de la cadena, sino en capos y banqueros corruptos que con el lavado de activos provenientes del narcotráfico estimulan su existencia.
Igualmente, la insurgencia lamentó la postura del mandatario colombiano de continuar la ofensiva militar contra la guerrilla, «contumacia fatal que le niega a la mesa de diálogos la confianza necesaria para avanzar en la construcción de acuerdos».
Se mantendrá viva la llama de la esperanza de la paz, sólo si el Gobierno está dispuesto a propiciar cambios efectivos que signifiquen democracia y dignidad, y si los colombianos atisban en el horizonte, que por fin, podremos tener patria, acotó la guerrilla al abogar por la movilización popular en apoyo de la paz.
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