El rescate este año de 10 pastoreos típicos en La Sierpe marca la arrancada de un paso necesario para el desarrollo ganadero.
Julio César Palmero ha acuartonado la vida en los potreros de La Sierpe y difícilmente exista un terreno en aquellos alrededores que escape a su peregrinar a lomo de caballo. Por eso cuando a sus oídos llegaron los primeros anuncios de revivir los pastoreos para la ceba de ganado se dijo a sí mismo: “Esto más nunca volverá a hacer lo que fue antes… y ya usted ve cómo se están recuperando; pero únicamente viéndolos se puede creer”.
No es que el ganadero amarre sus ideas con lazos de pesimismo; para él, que conoció muy joven los progresos productivos de la otrora empresa pecuaria Ceba Sur, resultaba cuando menos una utopía pensar que volvería a engordar reses en la unidad número cuatro, la más adelantada ahora dentro del programa de rescatar este año 10 pastoreos típicos en las antiguas áreas dedicadas a esa actividad, y que habían nacido en las primeras décadas de la Revolución bajo la guía misma de Fidel.
“El trabajo ha sido duro, primero buldoceando el marabú que se adueñó de casi todo, después vino la fumigación, el cercado, la siembra; aquí se echaron no menos de 15 kilómetros de cerca, se repararon los bebederos y comederos. Ya tenemos 15 cuartones listos de los 20 a acondicionar y con 100 animales en fase de ceba”, detalla Julio César.
La antigua entidad Ceba Sur llegó a disponer de 74 pastoreos, 59 de ellos típicos, con tres animales por hectárea. El nuevo esquema concibe un vacuno por hectárea, explotar las cercas eléctricas para aumentar el acuartonamiento y, además de asentar la alimentación en los pastos, se proyecta aprovechar los residuos de la cosecha y el secado de arroz.
BOTIJUELA CAMBIA
Por la granja pecuaria Botijuela inició en la Empresa Agroindustrial de Granos (EAIG) Sur del Jíbaro, el estratégico programa, de cuyo resultado dependerá la continuidad futura con vistas a que este trabajo adquiera todo el carácter de una inversión dentro del escenario económico provincial y nacional.
Los ganaderos de Botijuela y trabajadores de otras áreas de la empresa arrocera son los primeros convencidos de que el despegue depende de ellos y desde hace meses no han reparado en horas ni días de la semana para desbrozar marabú, cercar y acometer cuanta tarea haga falta en busca de avivar una actividad que en términos de suelo es como explotar la otra mitad de La Sierpe.
La intención es ir recuperando todo lo que se pueda en la medida que la economía lo permita, sostiene Boris Meneses, director adjunto de la EAIG, y añade que no se concibe la recuperación de todas las áreas arroceras sin crear las condiciones para traer hacia los pastoreos el ganado que hoy pasta en esos suelos.
La materialización del programa y su extensión futura dependerá sobremanera del aseguramiento logístico y la previsión de todos los detalles que aseguren la crianza del rebaño; también de lo que pueda avanzar la liberación de terrenos poblados de marabú, el acuartonamiento y la siembra de pastos. El rescate de los pastoreos necesita que puedan mecanizarse labores como la chapea y la fertilización, asumidas actualmente de forma manual.
“Hay que recuperarlo todo, los potreros, los pastos y la infraestructura, porque estas unidades estuvieron más de 20 años sin explotarse y se perdieron, muchas cosas han tenido que hacerse a golpe de bulldozer, había lugares con tanto marabú que no caminaba ni una gallina fina. Pero se le está poniendo voluntad e interés al rescate de la ceba, fíjate que estos potreros estaban fregados de tantos años sin que se le echara nada y ya hemos podido fertilizar 40 caballerías —más de 500 hectáreas—”, afirma Roberto Valdivia, director de la granja.
El ciclo de la ganadería en la provincia depende de aquí, porque el macho ocupa el espacio de la vaca, que no tiene para dónde coger y rescatar la ceba da la posibilidad a otros territorios —se recibirán ejemplares de los municipios de Jatibonico, Cabaiguán y Sancti Spíritus— de desarrollar la hembra y la producción de leche, según expresa Ramón Bello González, director pecuario de la EAIG y conocedor del pasado y presente ganadero en La Sierpe.
Además de propiciar el flujo zootécnico del macho, al decir de expertos en la actividad un paso obligado para aumentar la producción de carne —bien separada de la demanda—, los pastoreos avizoran las primeras señales.
“Cuando tengamos 10 pastoreos recuperados podemos hacer dos cebas al año, darían más de 600 toneladas de carne y solo la granja Botijuela puede entregar en el 2015 la mitad del plan de la empresa. Comparado con el aporte que hacía Ceba Sur en 1987 —11 850 toneladas de carne— el avance es insignificante, pero equivale a iniciar de nuevo la ceba de ganado en esta zona”, subraya Ramón Bello.
Cebar en pastoreos, al decir del directivo, aventaja a la ceba extensiva no solo en el aumento del peso promedio, también permite ver al animal todos los días, atenderlo, tratar a tiempo cualquier enfermedad y establecer mejor control.
“Recuperar los pastoreos perdidos es darle vida a media Sierpe, parece un sueño que poco a poco se va haciendo realidad; claro, lo que falta es un mundo, pero haber arrancado tiene un mérito muy grande”, define Aldo González, jefe del pastoreo 32 y siempre apegado a las reses.
La ganadería en Sancti Spíritus y en Cuba en general se ha deprimido mucho, no es bueno hacer mucha historia pues todas las épocas no son iguales ni las condiciones las mismas, de los errores solo nos queda aprender, no lamentar, la ceba en el sur del Jíbaro ya es historia, igual que la leche en Dos Ríos, Manguaco, Venegas, etc, etc… La vida nos dice que lo que faltó en los últimos años fue «Un dueño» al frente de cada cosa, esa persona que le duelan las cosas porque realmente sean de él, para llevar adelante una ganadería con mucha ceba y mucha leche no se tiene que saber mucho, ni depender de inversiones millonarias, el secreto son tres cosas:
1- Fabricar los animales
2- Producir lo que se coman
3- Dejar a la gente pensar y hacer
Denle a cada uno un pedacito del problema, pero que sea propio, y se resolverá el gran problema, eso ya está descubierto, lo que hay es que hacerlo.
Les habla quien vivió de eso.
El Jíbaro (área donde está la Sierpe) Siempre fue tierra de ganado, allí tenia su finca el mayor general de la guerra de independencia ypresidente de la republica, José Miguel Gómez… Mientras existan las granjas estatales el ciclo de invertir millones en fertilizante, ordeño mecanico, cercaros etc, para dejar que se pierda y volver a invertir para»recuperar» lo que dejaron perder, volverá a repetirse mientras Liberio tenga fondo o a alguien con sentido común se le ocurra dejar a otros mas capaces y motivados la totalidad de la producción agrícola.