¿Cuán difícil resulta encender los fósforos que hoy se comercializan en la red de tiendas del país?Luego de transcurridos 187 años de que el químico británico John Walter inventara los fósforos que arden por fricción, el dilema de hoy no consiste en el uso o la demanda de estos, sino en su mala calidad, a pesar de las múltiples adiciones que tuvieran desde su aparición a la fecha.
Cuando en el 2013 Escambray publicó una información que anunciaba la disminución de vueltas de las cajetillas que se venden por la canasta básica, de 12 a ocho en el año y, en cambio, el incremento de su expendio liberado, a razón de 1.00 peso, muchos pensamos que por tratarse de un surtido caro los fósforos contarían con mejores propiedades, presencia y mayor durabilidad, pero nos equivocamos.
Un recorrido por las bodegas y el intercambio con consumidores habituales bastó para constatar que existen múltiples insatisfacciones; aunque las personas no utilicen los canales oficiales para establecer sus quejas y sean los administradores quienes asuman, incorrectamente, la responsabilidad de reponer el faltante, a fin de evitar que el cliente se vaya inconforme.
No obstante, varios encuestados aseguran que las cajas cuentan con menos de 70 cerillos, que es la cuota mínima establecida para su llenado, presentan humedad, lo que dificulta el encendido y las lijas se desmoronan al intentar la fricción.
¿Cómo se realiza el control de la calidad? ¿Quiénes revisan el producto antes de que llegue a las bodegas? ¿Por qué no se efectúan reclamaciones al proveedor?
Francisco Madrigal, administrador de la bodega Nena Grocery, en la ciudad cabecera provincial, y Olidia Martínez, dependienta de la unidad El Caimito, aseguran que, de las 72 cajas que trae una rueda, entre 15 y 20 vienen semivacías. “Cuando el cliente se queja —dice Madrigal— yo se las repongo por otras más llenas o completo las que fueron rechazadas con las restantes en existencia, pero al final existe un faltante que trato de cubrir, pagando el importe, porque aquí no proceden las reclamaciones al distribuidor”.
Olidia, en cambio, explica que los consumidores se las llevan así porque necesitan el producto, aunque muchos las viran y se disgustan, pero hasta ahí, nadie trata de establecer una queja a instancias superiores.
En los almacenes de la unidad 428, pertenecientes a la Empresa Mayorista de Alimentos, Yamilé Reyes, jefa del departamento comercial de esa unidad, afirma que los fósforos vienen así desde la fábrica radicada en La Habana. “Mi entidad no está en condiciones de hacer una revisión caja a caja, por lo engorroso que resulta. Solo se practica un chequeo superficial a las ruedas para detectar partes vacías o manchas de agua visibles; de ser así, no las recibimos, pero Comercio nunca ha establecido reclamaciones, por lo que desconozco que existieran problemas de calidad”.
Eduardo Núñez Luna, jefe del Departamento de Protección al Consumidor en el Grupo Empresarial de Comercio en la provincia, habla de la pasividad de la población para establecer sus reclamos. “Nosotros sí conocemos de las dificultades asociadas a los fósforos liberados, incluso, los de la canasta básica, pero ante la ausencia de denuncias formales nada podemos hacer”, reitera.
A juicio de Domingo Chaviano Darias, especialista en Comercio en el propio Grupo Empresarial, existe estabilidad en las distribuciones de los fósforos en general, pero se incumple con otros surtidos que fueron anunciados para su expendio, como son las cajas grandes por valor de 5.00 pesos y las fosforeras, que serían destinadas a los mercados industriales.
La propia Empresa Universal de Sancti Spíritus reconoce que las fosforeras no están aseguradas para el 2014; a pesar de que fueron demandadas con tiempo, solo a inicios del 2013 se distribuyeron unas 60 000 sin el gas, algunas de las cuales fueron devueltas por mala calidad.
¿Qué decirles entonces a los consumidores, si de un lado tienen fósforos con problemas y del otro persisten los desabastecimientos de fosforeras en el mercado?
La respuesta puede estar engavetada o ser víctima de las negligencias que no pocas veces ocurren a la hora de realizar los contratos, mediante los cuales sí se pueden reclamar hasta las mermas.
Se trata de una cuestión de orden y exigencia para cumplir con lo que establecen las disposiciones de protección al consumidor y no de soluciones desatinadas, que nada aportan. Tanto la población como las entidades estatales tienen en sus manos mecanismos legales para hacer valer derechos.
Es una barbaridad que un funcionario que su trabajo sea proteccion al consumidor diga que conoce del problema pero que no puede hacer nada. AMIGO REVISE SU ACTUAR.
El problema de la calidad de los fosforos se esta tratando desde que el Che Guevara en los inicios de los 60 dirigia la economia cubana. Si a estas alturas todavia se esta viendo cual es el problema de la calidad de los fosforos QUE PODREMOS ESPERAR PARA COSAS DE MAYOR ENVERGADURA QUE ESTAN POR RESOLVER.
Le zumba el mango!!ahora resulta que casi son culpable los consumidores por no quejarse y en que mundo viven estos funcionarios que desconocen que venden fósforos inservibles y ha sido así por decenios.Lo se porque lo vivi y al parecer mas de dos décadas después en»El cuarto esta igualito»