Mi primera vida, la biografía que el fallecido líder venezolano Hugo Chávez nunca tuvo tiempo de escribir, fue presentada en La Habana por el periodista franco-español Ignacio Ramonet.
El director de Le Monde Diplomatic resumió este miércoles casi tres años y 200 horas de conversaciones con Chávez (1954-2013) en este libro, que su entrevistado leyó y aprobó antes de morir.
La enfermedad de Chávez frustró la presentación del texto el 10 de enero de 2013, como estaba previsto y cuando «todos pensábamos que tenía muchos años por delante», reconoció Ramonet.
«Chávez fue un hombre tremendamente culto, apasionado por la lectura, pero dominaba además muchos referentes culturales que lo distanciaban del teórico frío y distante», aseguró el autor.
Ramonet repitió en este volumen la fórmula de preguntas y respuestas de su extensa entrevista al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, publicada bajo el título Cien horas con Fidel.
De hecho, el autor quería ponerle al libro Cien horas con Chávez, pero el propio Fidel Castro lo disuadió de la idea, y al entonces presidente venezolano se le ocurrió el título Mi primera vida.
El texto profundiza en la niñez, adolescencia y juventud de Chávez, «una infancia modesta como pocos presidentes han tenido», comentó Ramonet, quien destacó además la cultura del líder.
«Quise que el lector escuchara la voz de Chávez, que además de ser alguien instruido, poseía un dominio de los referentes populares que lo hacían tremendamente humano», señaló el escritor.
Afirmó que el recordado Comandante presidente era un hombre muy práctico pero con una sensibilidad artística rara vez vista en la política, con un talento creativo que lo hacían un gran comunicador.
Al preguntarle si planeaba dedicarle otras 100 horas a alguien más, Ramonet lo negó rotundamente pues considera que «no abundan las personalidades como Fidel o Chávez».
Ramonet lamenta muerte del Gabo
El periodista franco-español Ignacio Ramonet aseguró este miércoles que la muerte del colombiano Gabriel García Márquez es un golpe a la literatura, y más por las historias que nunca contó.
En especial, el también ensayista se quedó con las ganas de que Gabo publicara el libro de las miles de conversaciones que sostuvo con el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro.
«Nos quedamos sin ese libro de testimonio: ojalá algún día aparezca el cajón donde guardó sus notas de esos encuentros», comentó el director de Le Monde Diplomatic a Prensa Latina.
Célebre por su entrevista Cien horas con Fidel, Ramonet resaltó la incondicional amistad del Gabo con Cuba y su Revolución, cuyas memorias nunca quiso escribir, aunque se lo pidió específicamente.
«Fue un prodigio como periodista, como escritor y como hombre de cine, es más, su prosa es cinematográfica, uno lee sus novelas como si viera una película», dijo Ramonet del recién fallecido escritor.
Recordó la admiración del autor de Cien años de soledad por los clásicos del periodismo y la literatura, como el estadounidense Ernest Hemingway, a quien Gabo solo vio una vez, en Paris.
«Hombre de poca vida mundana, muy modesto pese a ser un gigante de las letras, todavía estamos bajo el impacto de su desaparición», reconoció Ramonet, quien también destacó el compromiso político de García Márquez.
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