Pese a concluir en segundo lugar del medallero por provincias y tercero general detrás de La Habana y Venezuela, con 53 de oro, 41de plata y 58 de bronce, por puntos Sancti Spíritus fue a parar al lugar 10.
Nunca antes los escolares espirituanos habían escalado tan alto… para terminar igual que siempre. Usted no se explicará… ni yo tampoco.
Le abundo. Pese a concluir en segundo lugar del medallero por provincias y tercero general detrás de La Habana y Venezuela, con 53 de oro, 41de plata y 58 de bronce, por puntos Sancti Spíritus fue a parar al lugar 10, según datos del Departamento de Alto Rendimiento del Inder provincial, cuyo total no coincide con lo reflejado en el sitio web del evento.
Aun cuando se implementó un nuevo diseño, el sistema sigue siendo obtuso y arcaico donde se consideran efectivos los lugares del primero al octavo y los elementos pedagógicos, que son tan manipulables como subjetivos, deciden sobre las medallas.
Es verdad que los escolares son la base del alto rendimiento donde, más allá del championismo, debe formarse al atleta en sus aspectos técnicos y sistema de valores. Pero incluso al alto rendimiento se promocionan los medallistas. ¿Entonces?
Ello sin contar que en todas las competencias a cualquier nivel la ubicación se decide sobre la base de las medallas, fundamentalmente los títulos. Mas, mientras “soñamos que” el Inder se aclimate después de 50 años de estas pequeñas olimpiadas, centrémonos en la actuación de los yayaberos, que indica, por encima de todo, calidad.
Sí, porque pese a no asistir en todos los deportes, ni con atletas suficientes en más de una disciplina o categoría —por ahí perdió puntos—, el resultado indica eficiencia, en tanto asistieron los mejores de cada prueba para dejar atrás en el medallero a potencias como Santiago de Cuba, Camagüey y Villa Clara.
El resultado valida, además, la estrategia precompetencia de la EIDE Lino Salabarría desde potenciar los topes competitivos hasta diferenciar en la atención a los atletas de mayores opciones y crear un ambiente de motivación en estos, aunque algunos problemas de años no se solucionan en meses.
Valga destacar a nadadores, gimnastas, luchadores, patinadores, yudocas, ciclistas y clavadistas, aunque el aporte corresponde a 18 de los 31 deportes asistentes. Los primeros mostraron estabilidad con su segundo lugar y 70 medallas (23-24-23), además de aportar la más destacada de los juegos: Melisa Morejón, con ocho títulos.
Lo de la gimnasia artística resultó apoteósico con 11-5-4 y un tercer lugar, matizado por el éxito de José Escandón (seis oro y máximo acumulador) y Diorges Escobar, con cinco de oro y tres de plata (segundo máximo acumulador).
Por caminos similares transitaron los luchadores con su primer lugar (en la greco 3-2-2 y en la libre 3-1-5) y el patinaje, segundo, con una sola atleta Haila Brunet, quien alcanzó ocho títulos. El judo puso su parte con 1-4-10, mientras el atletismo demostró lo contradictorio del sistema, pues con su cosecha de 4-3-4 ocupó el décimo lugar porque otras provincias le triplicaron los atletas y cubrieron todos los eventos.
En los colectivos lo mejor lo protagonizaron el béisbol Sub-12 con su medalla de plata y el baloncesto con su bronce en el femenino.
Pero lugar es lugar y mientras no cambie el sistema habrá que ajustarse a él. De ahí que las evaluaciones poscompetitivas que se realizan hurgan en las carencias de disciplinas otrora punteras como el tiro con arco, el tiro deportivo, el remo, el canotaje, el boxeo y el voleibol (tanto de sala como de playa) que retrocedieron. Por ahora, valga mejor disfrutar el peso real de las medallas.
NO ENTIENDO NADA.