La aventura de Churchill llega a La Habana

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Presentan en la capital libro espirituano sobre las andanzas de Churchill por Arroyo Blanco.

 

La aventura por la aventura misma. Así calificó el propio Winston Churchill, a la postre primer ministro británico y una de las figuras más influyentes del siglo XX, su incursión en la guerra que libraba España en la “siempre fiel isla de Cuba” en 1895.

Por aquel entonces no era Churchill el reconocido estratega que emergió triunfante de la II Guerra Mundial, sino un subteniente de caballería de apenas 20 años que buscaba conocer, más allá de los libros y las historias de sus superiores, el silbido de las balas en un combate real.

De cuánto impresionó al joven suboficial del Ejército Británico y a su compatriota Reginald Barnes el escenario bélico cubano pueden dar fe las cartas que enviara por esos días a su madre y al periódico inglés Daily Graphic, y el capítulo titulado “Cuba” de su libro Mi primera juventud, todo lo cual conforma un valioso testimonio que, no obstante, aún mantenía no pocas zonas inexploradas.

Para develar los vacíos historiográficos de la presencia de Churchill en la isla y, específicamente en Arroyo Blanco —poblado cuya implicación en la guerra todavía no se ha investigado lo suficiente—, la historiadora y licenciada en Relaciones Internacionales Lourdes María Méndez Vargas hurgó durante dos años en toda la literatura a mano: no solo entre la profusa obra de Churchill, sino también —y ahí radica quizás el mayor aporte de sus pesquisas— en la abundante papelería del Ejército Libertador cubano: diarios de campaña, crónicas y memorias de la guerra de quienes coincidieron con el joven británico, pero del bando mambí.

“Algunos colegas me han preguntado cómo logré reunir toda esa información —declara la autora a Escambray—. Sencillo, con el ABC de la investigación histórica: cruzando todas las fuentes documentales”.

El recorrido minucioso de la columna española a la que se había sumado como observador Winston Churchill desde que saliera de Arroyo Blanco, los combates posteriores en los que participó y en los que pudo haber resultado, al menos, herido —“la bala que había alcanzado al caballo había pasado ciertamente a un pie de mi cabeza”, escribió Churchill—, y el estado de las tropas del Ejército Libertador, que justo por aquellos días iniciaba la casi mítica invasión a Occidente figuran entre los tópicos auscultados por Méndez Vargas, quien consiguió publicar el resultado de su búsqueda en el libro Arroyo Blanco, la ruta cubana de Churchill. Un episodio de la guerra del 95 bajo el sello de Ediciones Luminaria.

El texto, que ha sido alabado por prestigiosos intelectuales y cuenta con el apoyo del Instituto de Historia de Cuba y la Embajada de Londres en La Habana, será presentado este sábado en el Castillo de la Real Fuerza, en la capital, como parte de la Semana de la Cultura Británica.

Hasta allá se trasladaron Lourdes María, el equipo de diseñadores y editores de Ediciones Luminaria y la parranda infantil Renacer campesino de Arroyo Blanco, en un esfuerzo que pone en primeros planos la necesidad de continuar ahondando en la historia local y en las más autóctonas tradiciones regionales.

De ello está consciente Méndez Vargas, quien se declara una apasionada defensora de sus raíces, al punto de que un amigo le comentara: “Lourdes, has puesto a Arroyo Blanco en el mapa”.

Ella le respondió sin pensarlo: “Ya Arroyo Blanco estaba en el mapa por derecho propio, yo lo único que hice fue quitarle el polvo”.