La Associated Press ha publicado la historia de que USAID apoyó un programa en Cuba que llevó a jóvenes latinoamericanos a la isla en un presunto intento de avivar la disidencia política.
(Por Whitney Eulich)
Han sido estos unos años difíciles para los proyectos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional en América Latina.
Desde un contratista de USAID encarcelado en 2009 en Cuba por presunto espionaje, hasta el presidente de Bolivia, Evo Morales, sacando a patadas a la agencia de su país en 2013, el clima en algunas partes de la región para la ayuda y la influencia de EE.UU. está congelándose.
La Associated Press ha publicado la historia de que USAID apoyó un programa en Cuba que llevó a jóvenes latinoamericanos a la isla en un presunto intento de avivar la disidencia política. Jóvenes de Costa Rica, Venezuela y Perú viajaron a Cuba haciéndose pasar por turistas o trabajadores de la salud que conducían talleres para la prevención del VIH, pero con el objetivo real de entrenar activistas opositores al gobierno de La Habana.
Esto se produce pocos meses después de que la AP descubrió un programa conocido como el “Twitter cubano”, también diseñado para debilitar al gobierno de Cuba. La plataforma de medios sociales similar a Twitter, que no reveló sus patrocinadores, tenía cerca de 40 000 usuarios en la Isla. El director de la USAID Rajiv Shah más tarde tuvo que soportar que declararan esta operación como “tonta, tonta, tonta” en una audiencia del Senado.
Todo esto milita contra una organización que durante décadas ha luchado para sofocar las sospechas de que, al igual que otros brazos del gobierno EE.UU., es una fachada para el espionaje y las prácticas encubiertas.
“Creo que se están disparando en el pie”, dijo Geoff Thale, Director de Programas de la Oficina de Washington para Asuntos de America Latina (WOLA, por sus siglas en inglés), en referencia a la USAID. La agencia lleva a cabo programas sólidos centrados en la salud, la democracia y la educación, añade. “Pero todo este episodio con Cuba realmente socava ese buen trabajo.”
Los EE.UU. y Cuba tienen una relación particularmente pedregosa, por decirlo suavemente. En la década de 1960, la CIA estaba obsesionada con deponer al ex presidente Fidel Castro; un memo secreto de 1960 sobre Cuba escrito por un diplomático de EE.UU. se pronunciaba a favor de generar descontento en la población de la Isla a partir de crear “insatisfacción y dificultades económicas”. Otros sugirieron el uso de sicarios de la mafia o hacerle llegar a (Fidel) Castro un tabaco explosivo. Y, cinco décadas después, el embargo de EE.UU. se encuentra todavía en el mismo lugar, igual que el gobierno de la Isla.
En un comunicado, la USAID dijo que su trabajo en Cuba, “no es secreto, no es encubierto, pero sí es discreto.”
Cuba no es la única mancha negra para la agencia. La USAID anunció a principios de este año que planeaba abandonar Ecuador, y citó las relaciones cada vez más difíciles con el presidente Rafael Correa. Cuando Bolivia echó a la agencia hace seis meses, la intervención chapucera en Cuba fue uno de los argumentos esgrimidos, dice el Sr. Thale.
En términos más generales, la reputación de Estados Unidos en América Latina ha tenido momentos sonados con las revelaciones de que la Agencia de Seguridad Nacional espió a los líderes de Brasil y México, y el vergonzoso episodio de la retención del presidente Morales en Viena el año pasado, en medio de sospechas de que el líder llevaba a bordo de su avión el ex contratista de la NSA Edward Snowden.
Mientras USAID asegura que tiene objetivos importantes para Cuba, tales como el aumento del acceso a la información y el fomento de los intercambios entre estudiantes, su labor está contaminada por prácticas oscuras, dice Thale.
“Si ellos se ocupan de la prevención del VIH entre adultos jóvenes, eso es bueno. La capacitación para el liderazgo es bueno “, dice. “Pero si estamos realmente interesados en el desarrollo de liderazgo y la capacitación de los jóvenes, se podría avanzar en eso si no se hace de esta manera secreta.”
(Tomado de The Christian Science Monitor)
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