El arquero espirituano busca otra vez el centro de la diana luego de que su nombre dejara de escucharse en eventos nacionales e internacionales
Que Adrián Puentes se haya incluido en el selecto grupo de arqueros para discutir un boleto a los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 en el clasificatorio en Argentina esta semana abre una luz en la carrera del espirituano, al margen de los resultados finales.
Sucede que luego de convertirse en el primer cubano en ganar un título en la historia de los Juegos Panamericanos, allá en el 2007 en Río de Janeiro, su desempeño ha resultado intermitente y su nombre dejó de escucharse en los principales eventos tanto internacionales como nacionales. De hecho, ni siquiera pudo defender su título en la cita de Guadalajara en el 2011.
De reconocido talento en el mundo de la arquería, donde reinó de manera absoluta en los Juegos Escolares y Nacionales, no pocos expertos soñaron en que podría saltar al Olimpo en breve tiempo. Mas, el niño que en aquel entonces se vio con un juguete dorado en sus manos, quizás no supo aquilatar el peso de aquella hazaña. Problemas personales, inconformidades y falta de competencia se interceptaron entre él y la diana y casi echan por tierra los sueños que comenzaron a esculpirse en el campo espirituano de arquería.
Aunque el título continental pesa quintales, con 25 años de edad Adrián no ha soltado los pañales en un deporte que es de longevos y por eso afina su puntería y busca otra vez el centro de la diana.
“Después de la medalla, se dieron buenos resultados, aunque no a ese nivel, pero sí pasé momentos muy difíciles, fueron muchas cosas juntas, problemas de familia, de entrenamiento, en un momento perdí la motivación por completo, no me atraía casi ni el deporte, pero todo eso ya pasó, poco a poco he ido recuperándome, he vuelto con muchos deseos. Ya soy el mismo Adrián Puentes en busca de buenos resultados y de darle alegría al pueblo que me ha seguido en este tiempo y al final es la razón de ser de nosotros”.
Durante el pasado torneo elite que tuvo por sede a Sancti Spíritus, más que reencontrarse con su cuna en el campo donde se convirtió en rey de Cuba, Adrián se reencontró consigo mismo.
“El tiro con arco cubano ha alcanzado un buen nivel, por eso la diferencia entre los arqueros fue muy poca y se ha tirado muy fuerte, pero esto me sirvió para saber que poco a poco he ido mejorando, aunque no alcanzo aún el nivel que deseo”.
¿Qué faltaría para volver a disfrutar del Adrián que conocimos?
He mejorado mis puntuaciones, aún no es lo que quiero, faltaría ponerle un poco más de empeño a todo el entrenamiento, al menos logré estar en el clasificatorio para los Juegos Panamericanos del 2015, lo que me queda es seguir luchando, pues como te dije el nivel es muy parejo.
También faltaría mayor cantidad de competencias, son muy pocas y esa sensación de competir solo se siente en ellas, eso no se puede simular en un entrenamiento.
Tres nombres se escuchan de manera insistente en la arquería masculina cubana: Juan Carlos Stevens, Hugo Franco y Jaime Quintana. Adrián no ha figurado en esa trilogía, ¿no te aplasta esa realidad?
Más que aplastarme esa rivalidad entre nosotros lo que hace es ayudarme porque me exige mucho de mí cada día y cada entrenamiento y, lejos de aminorarme, me obliga a esforzarme, creo que me falta recuperar un poco la confianza en mí mismo, eso se va ganando en las competencias, para eso voy a seguir preparándome.
¿Cómo lograrlo cuando faltan presupuesto, arcos, flechas, competencias…?
El tiro con arco no es el único, el deporte cubano en general pasa por esas carencias, pero nos crecemos y tratamos de seguir adelante, y suplir esa falta de eventos internacionales al menos con competencias nacionales que a lo mejor no logran tener el nivel deseado, pero al final son una confrontación y eso siempre es bueno.
Tienes 25 años, ¿apuestas a la longevidad para recuperar terreno?
Ha sucedido muchas veces, no creo ser la excepción, y mientras más experiencia se tiene en este tipo de deporte es mucho mejor, pienso que pueda ir alcanzando mejores resultados.
Río de Janeiro te lanzó a la gloria y ahora te reta en una distancia corta: en el 2016
Asistir a una Olimpiada sería mi sueño hecho realidad, pienso que esforzándome día a día pueda lograrlo.
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