Mirta Rodríguez, madre de Antonio Guerrero, revela los proyectos que animan a su hijo por estos días en la cárcel de Marianna, Florida
—Mira las manos cómo se arrugan; yo que siempre traté de tenerlas licitas.
Mirta Rodríguez Pérez deja sin voz a su hijo Antonio Guerrero Rodríguez con quien cruza mirada, y él —conocedor de cuánto subyace tras esa aflicción de la mamá— sonríe para sacarla de su reflexión en el salón de visita de la cárcel de Marianna, Florida, donde el antiterrorista cubano purga su condena de 21 años más 10 meses, sin obviar los cinco años de libertad supervisada a que será sometido al salir del centro penitenciario de mediana seguridad.
“Es que vivo convencido de que nada es mejor para enfrentar el mal tiempo y para curar una herida o aliviar un dolor, que una sonrisa, un pensamiento positivo…”, le escribió Tony a su mamá en un mensaje el 22 mayo último, a propósito del cumpleaños de ella.
Cuando agentes del Buró Federal de Investigaciones, de Estados Unidos, arrestaron a Antonio y al resto de los Cinco el 12 de septiembre de 1998, su madre tenía 66 años; hoy, 82. Y aunque Benedetti sostiene que no importa lo que digan los espejos, el tiempo no encuentra amigos y golpea bajo.
—Mama, no te dejes vencer; la tristeza te puede enfermar, le ha insistido él.
Así lo confesó a este reportero Mirta, quien ha tenido a Sancti Spíritus en su camino en dos ocasiones este año: en enero pasado durante la premiación de los ganadores de la segunda edición del evento El ciclismo espirituano por los Cinco y contra el terrorismo, y en junio, para sumarse a las celebraciones por el aniversario 500 de la cuarta villa cubana.
“Cuiden lo que han hecho; todo esto ha costado mucho. La ciudad se ve diferente, tiene su distinción”, comentó Mirta, al tanto, por supuesto, de los proyectos que ocupan a su hijo en la prisión, un modo de construir su libertad entre los barrotes carcelarios.
“Recientemente se inauguró su exposición (Nacen entre espinas flores) sobre las flores nacionales de los países de América en el Museo de Historia Natural, de La Habana; Tony mantiene una relación muy estrecha con ellos”, subraya Rodríguez Pérez.
“(…) en cada trazo de pastel con que construí esas flores hay un pensamiento de amor hacia ella, porque sé que le gustan mucho las flores”, también indicó Antonio en el referido mensaje.
Nacen entre espinas flores es la cuarta exposición de Guerrero Rodríguez, quien colabora desde 2007 con este museo habanero; más de un centenar de acuarelas dedicadas a la naturaleza, salidas de su pincel, han sido expuestas en dicha institución.
“Cuando fui a verlo este año a Marianna (abril-mayo), lo dejé haciendo unas marinas. Un amigo de él, con quien estudió en la Lenin (entonces Escuela Vocacional) y que vive en Ucrania, le mandó 12 o 15 fotografías de incursiones en el mar. La primera pintura que pude ver es impresionante. Tony necesita ocupar su pensamiento en algo útil; no deja de crear, sus musas siempre están despiertas”.
Por ello, durante estos días Antonio constituye pieza clave en la organización de una muestra expositiva de obras de arte a partir de las creaciones de los reclusos de Marianna, evento de carácter anual, emprendido hace dos años. Desde la convocatoria anterior, el Héroe de la República de Cuba asume buena parte de los preparativos de la cita, que se celebrará del 14 al 16 de julio en esta ocasión.
En el campo de las Artes Plásticas, perfila, además, el proyecto de 16 acuarelas sobre la etapa del juicio seguido contra él, Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino y René González; con miras a materializar la idea, recibirá determinadas imágenes que utilizará de referencia para comenzar la exposición, la cual Antonio quisiera finalizar antes del 12 de septiembre venidero, al cumplirse 16 años del encarcelamiento de los Cinco.
Mirta, su hijo tiene entre manos, igualmente, un libro de ajedrez.
“El ajedrez ha sido otra forma de sobrevivir. En estos momentos está enfrascado en ese libro, que tratará acerca de cómo él llegó a este juego; lo que ha representado para él en la prisión”.
En una comunicación reciente, Guerrero Rodríguez añadía que entre sus “tareítas” para el presente mes de julio se encuentra avanzar en la confección del volumen alrededor del juego ciencia en las cárceles, cuyo proyecto cuenta con el aporte de su hermana María Eugenia Guerrero (Maruchi), del Maestro Internacional Lázaro Bueno, de Manuel López —alumno de la antigua Vocacional Lenin— y otros “imprescindibles cooperantes”, como los calificara el propio Antonio.
“Espero la llegada de las copias de unos 500 mensajes sobre los intercambios que he tendido con amigos relacionados con el ajedrez. Todo esto tendré que procesarlo y en buena medida editarlo. El libro, de momento, contiene 11 capítulos o partes”, señaló.
Admirador de personajes de la literatura de ficción como Robinson Crusoe y El Principito, y de varias películas, entre estas, La muerte de un burócrata, de Tomás Gutiérrez Alea, y Tiempos modernos, de Charles Chaplin, Guerrero no encerrado bajo llave sus musas. “No me imagino que habría sido de él sin su poesía, su pintura”, alega Mirta, mientras cruza sus manos, donde pueden leerse las heridas del tiempo.
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