Malformaciones congénitas, intermitencia en el servicio e inversiones a medias son algunos de las lagunas del acueducto de Cabaiguán.Las venas del acueducto de Cabaiguán nacieron abiertas. Junto al bombo y platillo que signó la inauguración, vinieron al mundo deformidades que desde aquel memorable 2001 constituyen la angustia de sus habitantes. En medio de tanta desgracia un único recurso salvador ha rescatado al pueblo de la asfixia: poner a buen recaudo las decenas de pozos que escoltan patios, aceras, portales. De no ser por ellos Cabaiguán sería el Sahara, aunque más de una vez el manto freático ha parido bacterias y petróleo, en el empeño de exprimirle a la tierra un recurso que a la postre le resulta efímero.
Nadie sabe qué duele más, si la ausencia de agua o la orfandad de esperanza. Quizás lo que hiere bien adentro es ver los torrentes escurrirse calle abajo, mientras en las viviendas el día a día obliga a reforzar la rutina del gorgojo o a imitar la estrategia del camello.
LA MESA ESTÁ SERVIDA
Habituado a seguir las informaciones por los medios nacionales y provinciales de prensa, Julio Fernández Expósito, residente en la calle Luis Rodríguez No. 148, entre C y D, en aquel municipio, lleva a punta de lápiz la correspondencia entre lo que se dice y la realidad que vive a diario.
“En una ocasión escuché en Haciendo Radio una entrevista al compañero Jorge Luis Aspiolea, entonces presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, quien planteó que estaba aprobado el presupuesto para la terminación del acueducto de Cabaiguán, en la provincia de Sancti Spíritus. ¿Fue cierta o falsa esa afirmación?; de ser cierta, ¿dónde estuvo y en qué fue usado, que no correspondió al destino para el que se aprobó?”.
Molesto por la situación en sí y por las secuelas sociales que se derivan de ella y del desfavorable estado de opinión reinante entre sus conciudadanos, Fernández Expósito llama a equiparar el costo del tanque elevado, tantas veces pospuesto, con el derivado de la inversión de recursos materiales y humanos para reparar salideros y viales, explotación de equipos de bombeo y gastos de portadores energéticos, convencido de que lo segundo se va por encima con mucho.
“En la página 4 de noticias nacionales del periódico Granma correspondiente al martes 24 de mayo de 2011 —escribe el lector—, se publicó un trabajo sobre el tema que expongo y se dan valores interesantes para analizar los costos del agua y su uso eficiente”. A seguidas se pregunta en qué porcentaje estará incidiendo Cabaiguán en el encarecimiento y el malgasto de ese recurso.
VENECIA SIN TI
Julio del 2014. “Ahí tiene el río Agabama”, indica un joven obrero apuntando hacia el cristalino surtidor que en la calle Arturo Cabrera desemboca en un lago; junto a él, un chofer exprime el paño con que limpia su carro. Pero el uso más recurrente de ese “embalse” son los baños de niños que les han sacado más de un susto a los padres. Con menos sobresalto para sus dueños se sirve de la piscina natural también algún que otro caballo.
Escambray, no obstante, constata el veneciano panorama a solo días de un hecho noticioso: la llegada del agua por tuberías a zonas altas donde hacía años brillaba por su ausencia. Según fuentes oficiales, ello benefició a unas 7 500 personas.
Mientras muestra la novedad que brota desde la llave plástica amarilla en su patio, Rigoberto González Álvarez destila una alegría casi infantil. El lugareño alude a las labores que siguieron al episodio más amargo de los últimos años en el recuerdo de sus coterráneos: un colapso en las redes, a finales de junio, que privó del líquido al pueblo por espacio de 15 días y obligó a decretar el cese temporal de su bombeo desde Sancti Spíritus. Ante la “deshidratación” del municipio las fichas se movieron y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos asignó láminas de acero de 8 a 10 milímetros para la confección de los tubos que debían suplantar los existentes en un segmento de 12 metros del trayecto más afectado en la maltrecha red, justo donde el río Tuinucú parte en dos la Cooperativa de Créditos y Servicio Alfredo Ferrer.
“Trabajamos con una Planta Potabilizadora que está ubicada en Macaguabo. Ahí se procesan 600 litros por segundo de agua, de los cuales 400 van a Sancti Spíritus y 200 a Cabaiguán”, precisa Orlando Aróstica, al frente de la Unidad Empresarial de Base Acueducto y Alcantarillado en Cabaiguán, quien advierte que es raro el mes en que no se producen paradas en el bombeo por averías en dicho tramo de conductora. “Cuando se colocaron, en los años 90, ya esas tuberías tenían más de 50 años de explotación”, ilustra.
Aunque menos prolongadas, otras alertas esporádicas han mantenido en seco a los cabaiguanenses después de aquella situación crítica. Según Aróstica, ello obedece a que “se montó un plan para ubicar los puntos con mayores afectaciones e ir trabajando, de manera que no vuelva a suceder. Tenemos un nivel de recursos con ese fin”.
Al caminar por la ciudad resulta fácil ubicar los nidos de acometidas que en las entrañas de las calles destilan el líquido vital. Una y mil veces sobrevienen los remiendos.
REMEDIOS LEJANOS
En estas mismas páginas las líneas de un colega reseñaban, a finales del 2012, las soluciones que sobrevendrían y aún siguen en papeles: ubicar un bypass junto a la Estación de Rebombeo y acometer —en plazo breve— la sectorización en el abasto, que permitiría el suministro de agua a zonas altas. Según los argumentos de Alberto Eirín González, al frente de la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos, para ambos fines se requieren abundantes recursos que el país ahora no está en condiciones de desembolsar.
No consta en el recuerdo del directivo, ni en archivos o documentos —asegura—, que se haya destinado el presupuesto al que alude el lector para la mencionada obra. También confirma Eirín lo que es secreto a voces: en Cabaiguán el agua entra por la parte estrecha de las tuberías y sale por la ancha, malformación congénita que los especialistas achacan al período especial y a la que nadie le ve fin.
Agosto del 2014. Las venas caladas de la ciudad anegan de un líquido que repta sembradíos productivos, calles y recodos, mientras en los hogares los lugareños rezan por que en la próxima alborada la tiñosa de triste vaticinio sobrevuele los techos sin posarse. En lo particular, a las muchas ancianas que pueblan el villorrio les hastía recordar la voz de aquel pipero: “Son 50 pesos el tanque, mi viejita, y 100 por el de arriba, ¿se decide?”.
Asi es mi amigo Ojo. Yo vivo por la Filial tambien y te digo que Cabaiguán era el municipio de Cuba que mejor tenía las calles, todas asfaltadas y bien señalizadas y hoy por hoy se puede ver el deterioro que tienen y hasta entonces no tenemos ni agua ni acueducto ni calles, es una odisea poder trasldarse a cualquier lugar. Han venido brigadas de varios municipios hacen 4 arreglos y se van y a los dos días siguen las roturas del acueducto, las calles sin condiciones y no se pero teniendo una fabrica de Asfalto ahi mismo en la provincia porque no se arreglan las calles o es que acaso están exportando asfalto también. Desde que la humanidad existió el hombre siempre ha tratado de mejorar la vida y se han creado todo tipo de cosas, pero que se hace o mejor dicho en qué se piensa? Saque usted sus propias conclusiones.
Por no construir el tanque elevado, estoy seguro de que se han gastado más recursos en la reparación de averias que los que se hubiera necesitado para contruirlo.
Las calles de nuestro pueblo prácticamente han dejado de serlo para convertirse en «riachuelos», en el mejor de los casos.
Esperamos la respuesta de los responsables de la situación del acueducto de Cabaiguán.
Es una verguenza decir que Cabaiguán tiene acueducto. Yo vivo en Cabaiguán hace 44 años. Ahora vivo en los edificios de la Filial, llevamos más de 15 días sin agua porque la turbina del pozo que nos abastece está rota. El acueducto nunca ha llegado en los más de 4 años que resido en esta zona. Cabaiguán no tiene calle sino trillos por los reiterados salideros que facilitan el crecimiento de la hierba donde antes había asfalto. No tenemos ríos caudalosos pero en cualquier calle podemos ver correr el agua en todas direcciones. Hasta cuando vamos a tener esta situación. Esperamos respuestas.
Y no se siente pudor al publicar casi a diario lo bien que están los recursos hídricos en la provincia mientras la población sufre de sed?Parece una burla macabra..