Dos publicaciones de Ediciones Luminaria agasajan el medio milenio de la Ciudad Museo del Caribe.
Asida a la tradición, Trinidad regala recodos que invariablemente transportan a siglos atrás, mas no solo valores arquitectónicos elucubran razones para la conservación de su patrimonio; la sureña villa también mueve entre sus calles empedradas una riqueza cultural intangible que sorprende.
Un homenaje impreso le ofrece a su historia y tradiciones el sello Ediciones Luminaria, con la publicación de los textos Vox populi trinitaria, de Ricardo Reyes, y 500 Trinidad, este último una suma de trabajos sobre la tercera villa de Cuba compilados por Bárbara Venegas.
El primer texto adentra al lector en la palabra viva del trinitario de a pie, pues reúne vocablos surgidos de su idiosincrasia, pregones y apodos que la doctora Gema Valdés Acosta, en el prólogo del compendio, ha calificado como “un pequeño catauro del patrimonio lingüístico trinitario, tan valioso como el arquitectónico. Vox populi… nos presenta una muestra particularmente virgen de cómo se comporta la creatividad del pueblo de una de las ciudades más antiguas y queridas de Cuba”.
Por su parte 500 Trinidad califica como una suerte de remanente editorial que realza elementos culturales e históricos de la tercera villa de Cuba. Las características de la casa trinitaria tradicional, los pródigos ingenios del pasado, el desarrollo teatral en la Colonia, así como la cartografía de las costas y mares al sur de la ciudad componen la colección de artículos que, según su propia compiladora, ofrecen una mirada que descifra los signos de una cultura popular, tradicional y viva.
Junto a la balaustrada de madera, el guardapolvo centenario o la reja enraizada a la fachada colonial, el trinitario desborda también autenticidad en su forma de hablar. La suma de todo ello conforma el regalo editorial de Luminaria, otro agasajo a esta dama colonial de medio milenio de existencia.
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