Cuba demandó en la Asamblea General de la ONU que el combate al terrorismo no sea utilizado por algunas potencias para satisfacer sus intereses en detrimento de la soberanía de otros países.
«La comunidad internacional no debe aceptar que bajo la bandera de una supuesta lucha contra el terrorismo determinados estados cometan actos de agresiones e interfieran en los asuntos internos de otros», afirmó este jueves el representante permanente alterno de la isla, Oscar León.
Al intervenir en la cuarta revisión de la Estrategia Global de la ONU contra el terrorismo -establecida en 2006-, señaló que tampoco puede aceptarse que bajo el mismo manto ejecuten o permitan violaciones flagrantes de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario, como torturas, secuestros, arrestos ilegales, desapariciones o ejecuciones extrajudiciales.
Se trata de una postura de doble rasero y actuaciones unilaterales contrarias a la Carta de Naciones Unidas y a los principios y normas del Derecho Internacional, advirtió.
De acuerdo con León, donde quiera que se violen estos preceptos legales y éticos, «estamos fertilizando el terreno a las ideologías extremistas, debilitando la legitimidad de nuestra lucha contra el terrorismo y mancillando los valores de la cultura humanista que defendemos, frente al odio, la venganza y el terror».
En el foro, el embajador alterno ratificó el compromiso de Cuba de combatir el flagelo, así como su rechazo a todos los actos, métodos y prácticas terroristas, al margen de las motivaciones, incluidos aquellos en los cuales hay estados directa o indirectamente involucrados.
La Asamblea General aprobó hoy una resolución con aspectos novedosos, como el no uso de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para fines ilegales.
El texto adoptado aquí incluye, además, el tema de los drones y un llamado a respetar el derecho a la privacidad.
Los elementos incorporados a la iniciativa reflejan contextos recientes o actuales, marcados por el empleo de las TIC para la subversión, el asesinato de decenas de civiles por aviones no tripulados estadounidenses o el espionaje masivo desarrollado por Washington, del que no escaparon ni sus aliados.
Para Cuba, sin bien merecen destaques las cuestiones incluidas, quedaron fuera otras no menos importantes.
«Faltó una clara condena a todos los actos unilaterales de determinados países, que contrario al Derecho Internacional, se arrogan ilegítimamente el derecho de certificar conductas y hacer listas políticamente motivadas», subrayó.
Este año, el gobierno de Estados Unidos volvió a incluir a la isla caribeña en su relación unilateral de naciones patrocinadoras del terrorismo, una decisión calificada por La Habana de absurda, destinada a tratar de justificar ante el mundo el repudiado bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por más de medio siglo.
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