Asegura el profesor universitario Rafael Viña, miembro destacado de la ANEC de la provincia en la actividad científica.
Locuaz, como todo buen maestro, el profesor de Auditoría Rafael Viña se debate a diario en un duelo entre la pedagogía y la economía, donde en lugar de alguna de estas ciencias salir derrotada las dos terminan cada vez más hermanadas con un laurel común.
Miembro destacado de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores (ANEC) de la provincia y rodeado a esta hora de la tarde de alumnos que evacuan dudas y más dudas, este aún joven educador parece llevar respuestas para casi todas las preguntas.
¿Cómo se interesó por una disciplina que cuenta con escasos seguidores y que incluso presenta déficit de especialistas en no pocas empresas?
“Eso tiene su historia. Primero cogí Licenciatura en Geografía, pero se me hizo difícil terminarla en La Habana por circunstancias materiales y dejé la carrera. Luego trabajé en el Comité Municipal de la UJC de Taguasco y estudié Contabilidad y Finanzas por el Curso Para Trabajadores”.
Cuando se graduó comenzó a laborar en la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, donde se mantiene hasta ahora como docente y jefe de la disciplina de Auditoría en la Facultad de Contabilidad y Finanzas; donde ya culminó su Maestría en Ciencias de la Educación y desarrolla el Doctorado en Ciencias Pedagógicas.
“La Pedagogía me ha dado herramientas para impartir mejor las clases y desarrollar los estudios de las ciencias contables. Desde el principio opté por la Universidad, me interesó más este perfil de la profesión que trabajar en una empresa, aunque también tuve mis experiencias en la contabilidad durante algunos años en la Tabacalera de Taguasco”.
Como investigador, el profesor Viña desarrolló —junto a otros colegas— un estudio para dotar de normas contables al sector cooperativo y campesino del municipio taguasquense, que resultó escogido para el VII Congreso de la ANEC.
“La idea nació de la Universidad, pero ya se ha convertido en un proyecto empresarial de conjunto con la Agricultura. Partió de la necesidad de contar con herramientas y mecanismos de control y gestión contable que perfeccionen esa actividad en las cooperativas, donde no existía prácticamente preparación y superación sobre el tema. Comenzamos en el 2010 con un estudio de necesidades de aprendizaje, ya se ha ido implementando también en Jatibonico y se desarrolló hasta una Tesis de Maestría resumen en La Sierpe.
“A partir de ahí se elaboraron los manuales de contabilidad, de normas y procedimientos, que incluye el control interno y se le han ido incorporando otras materias con actualizaciones constantes. Ahora pretendemos extenderlo a la parte contable de las cooperativas no agropecuarias”.
Rafael Viña se encuentra involucrado en otro proyecto de su departamento para perfeccionar la gestión empresarial y pública, que ya se halla en fase conclusiva, y se ha encaminado a pulir el sistema contable, las auditorías y los sistemas de costo en este sector.
Usted siempre se ha vinculado a los temas económicos, pero hasta ahora la economía nacional no parece celebrar sus quince.
“Las personas piensan que todos somos economistas y existe una gran diferencia: está el economista político, que critica los modelos de gestión y los estudia; el Licenciado en Economía, que se forma para modelar, dirigir y gestionar la economía; y el Licenciado en Contabilidad y Finanzas, que es un perfil más práctico para implementar y ejecutar el modelo. No me formé para diseñar el modelo económico, participo en su perfeccionamiento y transformación, pero mi cultura es contable y financiera”.
¿Eso quiere decir que usted carece de criterios sobre la economía nacional en la actualidad?
“Sí tengo criterios, estamos en un momento ideal para un salto cualitativo y cuantitativo. La economía cubana necesitaba ese cambio y los Lineamientos son la base para ello. Nosotros participamos en ese cambio con nuestras investigaciones. Todavía no podemos decir que los resultados que percibimos constituyen un criterio para evaluar que el Lineamiento está implementado, todo se va gestando paulatinamente. El primer resultado que percibo es que esos propios Lineamientos, como política de transformación socioeconómica, han sido asimilados por directivos, trabajadores, por la sociedad toda”.
Pero ese proceso transformador también ha traído resultados negativos para muchas personas.
“Lo más negativo de los cambios actuales aparece en el tema de los precios, pero carezco de elementos para opinar sobre eso. Algunas medidas van dando un resultado positivo, como la posibilidad de que las cooperativas vendan sus producciones en divisa, algunos precios que se pagan a los productores agropecuarios, la creación de cooperativas en el sector no agropecuario y la ampliación del trabajo por cuenta propia. Además, se ha anunciado la próxima unificación monetaria de la que se espera un beneficio social.
“Para muchas cosas no tengo respuestas. Según las experiencias internacionales sobre emprender un negocio, en los primeros años siempre se tienen pérdidas y entre los tres y los cinco años es que empiezan a generarse beneficios. A los cambios siempre se ofrece resistencia, quizás de aquí a un tiempo veremos los resultados, no es cuestión de ahora para ahorita”.
Comentario
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