Instalan en la Comunidad La 23 despulpadora de tecnología avanzada y menos contaminante, tercera de su tipo en la provincia.
La novedad tecnológica penetró a lo hondo del lomerío trinitario cuando recientemente fue montada una moderna despulpadora ecológica, de procedencia colombiana, en la planta de beneficio de café aledaña a la comunidad de La 23, en la zona de Pitajones, Trinidad.
El equipamiento, enmarcado en un proyecto de gestión ambiental, trae consigo diversas ventajas para el procesamiento y la calidad del grano; pero el impacto principal aparece en la considerable disminución de la carga contaminante de uno de los residuos más dañinos de cuantos se generan, sin desconocer que cada kilogramo de café cereza —antes de despulpar— genera un nivel de contaminación equivalente al de siete personas.
De acuerdo con la información de Reiniel Fraga Señaris, director de la Empresa Agropecuaria Trinidad, con la anterior tecnología se empleaban 40 litros de agua para procesar 1 kilogramo de café; ahora esa proporción se reduce a 1 litro de agua por kilogramo, de ahí el notable acortamiento del volumen de residual líquido.
“La inversión soluciona además dos problemas que existían en el centro: quedó electrificado el despulpe de café, al eliminarse el gasto de diésel a través de un motor estacionario y como es una zona pobre de agua —la planta se abastece de un manantial— la nueva tecnología garantiza un menor consumo”, expone el directivo.
Precisa Fraga Señaris que la despulpadora ecológica utiliza un nivel mínimo de agua nueva en el lavado, en los demás pasos recicla el líquido y su eficiencia en este sentido es tan marcada que la planta demandaba en una campaña 5 152 metros cúbicos de agua y, en lo adelante, ese gasto se achicará a solo 20 metros cúbicos.
La eficacia del equipo descansa también en la flexibilidad operacional, al punto de tener capacidad para trabajar hasta con una lata de café; en cambio, la despulpadora antigua necesitaba no menos de 150 latas para iniciar el funcionamiento.
Subraya la fuente que el trabajo de este tipo de tecnología
—extendida en varias regiones cafetaleras del planeta— no va en detrimento de la calidad del grano porque la propia máquina integra los procesos de despulpe y lavado, elimina la fermentación y el grano sale directo a los patios de secado y oreado.
De las cuatro plantas de beneficio activas en la provincia espirituana, en tres está instalado el moderno equipamiento
—anteriormente fue colocado en El Pedrero y La Felicidad, cerca de Topes de Collantes—; en tanto se planifica montar en el 2015 una máquina ecológica en el centro de Seibabo, en Trinidad.
Según especialistas de la rama cafetalera en el país, funcionan unas 60 despulpadoras de este tipo —de un inventario total que sobrepasa las 200— y la colocada en junio en La 23 fue la primera de las 13 previstas a instalarse este año en la isla, proceso que incluye el asesoramiento in situ de los propios fabricantes colombianos.
Añade Fraga Señaris que, según estudios, la despulpadora ecológica reduce en un 95 ciento la carga contaminante, a la vez que da la posibilidad de utilizar los residuales sólidos del proceso en la elaboración de abonos orgánicos, para crear así un ciclo laboral que garantiza ocupación al colectivo de la planta y a otro personal de la zona al finalizar cada cosecha.
Otras de las ventajas aparejadas a la nueva técnica aparecen en que al suprimirse el paso de la fermentación la almendra gana en peso y se conserva la calidad de la tasa, rango determinante en el ámbito comercial.
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