Nuevas iniciativas para solucionar tallaje de uniformes escolares

El Ministerio de Educación convocó a los gobiernos territoriales a buscar iniciativas locales que den solución a los problemas de tallaje en los uniformes escolares.
Desde el curso pasado, en La Habana Vieja se habilitó un atelier para tomarles las medidas a los alumnos necesitados de ropa talla extra, donde se recibe a los alumnos de toda la provincia, ejemplificó Ena Elsa Velázquez, ministra de Educación..
También en Mayabeque el Poder Popular ofreció este verano la opción de ajustar los pantalones, sayas y camisas de los estudiantes en un taller estatal en que cobraron solo cinco pesos por cada pieza, ya que son frecuentes las quejas de los padres a razón del precio que ponen algunos trabajadores por cuenta propia, abundó.
Velázquez acotó que es igualmente necesario que los administradores y dependientes de las tiendas ayuden con la localización por teléfono de las tallas que no  tengan en stock para que los compradores no tengan que recorrer al azar los locales de venta.
Claro, tener más meses para buscar y arreglar los uniformes alivia la situación, por eso para este curso empezamos con la comercialización desde marzo y para un futuro aspiramos a que estén disponibles todo el año, comentó.
Por su parte, la vicetitular Cira Piñeiro explicó a la prensa que las medidas de los estudiantes se toman con un año y medio de antelación respecto al momento en que se comienzan a distribuir los uniformes, porque de hacerse en una fecha más cercana, no daría tiempo comprar la tela y confeccionar el medio millón que se elabora cada curso.
Sin embargo, eso representa una contradicción, porque en un año y medio el peso y la estatura de un niño o un joven pueden cambiar radicalmente y encontrarnos con que las tallas que tenemos en las tiendas ya no son las que necesitamos, admitió.
Este es un trabajo complicado, destacó, que además debemos hacer en conjunto con el Ministerio de Comercio Interior, pero no podemos resignarnos a que esta situación se siga repitiendo, hay que perfilar los mecanismos de diagnóstico de  la demanda para disminuir la incomodidad de padres y estudiantes.