El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presentará este viernes un plan de reformas a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), con el fin de neutralizar las críticas a los controversiales programas de espionaje de esa entidad.
La comunidad de inteligencia y elementos conservadores en el Congreso y la opinión pública presionan para que el mandatario mantenga intactas esas misiones, mientras grupos defensores de los derechos civiles temen que los cambios que propondrá el mandatario serán solo para mantener las apariencias de legalidad.
Uno de los puntos más polémicos que abordará el gobernante es su plan para modificar la recolección de registros telefónicos de millones de ciudadanos estadounidenses, aunque los detalles sobre el tema tendrán que ser abordados por el Congreso, donde el asunto es motivo de disputas.
Los legisladores no logran ponerse de acuerdo acerca de si deben continuar o no estas misiones y dónde se almacenarán las bases de datos recopiladas, señala un artículo publicado este jueves por el diario Stars and Stripes.
Entre 46 recomendaciones que hizo un panel especial designado por la Casa Blanca está la creación de una figura encargada de proteger la privacidad de los estadounidenses en las cortes de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera, órganos que supervisan las acciones de espionaje interno en Estados Unidos.
Tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes existen proyectos contradictorios, con pocas posibilidades de convertirse en leyes por diversas razones, en particular por la inacción de los legisladores, inmersos este año en la campaña para las elecciones de medio término en noviembre próximo.
Estos y otros elementos levantan dudas acerca del verdadero impacto de las decisiones que Obama anunciará este viernes en su discurso en el Departamento de Justicia, tras el escándalo por las revelaciones del excontratista de la NSA, Edward Snowden acerca de las actividades de espionaje de esa agencia.
Según Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión Americana de Libertades Civiles, «si el discurso del presidente este viernes es como adelantan los medios de prensa, Obama pasará a la historia, no como reformador, sino como defensor de los programas de vigilancia iniciados en la administración de George W. Bush».
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