El presidente estadounidense, Barack Obama, y su par ruso, Vladimir Putin, dialogaron este jueves por teléfono sobre las recientes sanciones económicas que Washington aplica contra Moscú debido a la situación de violencia en el este de Ucrania.
Washington, sin presentar pruebas, insiste en acusar a Rusia de intensificar la crisis en Ucrania mediante un supuesto apoyo a los independentistas de las regiones de Donetsk y Lugansk, en el este de dicha nación.
De acuerdo con el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, Obama instó a Putin presionar a los independentistas para que acepten un alto el fuego, inicien negociaciones, liberen a rehenes y establezcan un mecanismo efectivo de monitoreo de la frontera por parte de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Ambos mandatarios coincidieron en la necesidad de encontrar una solución pacífica de la crisis en Ucrania a través de medios diplomáticos, precisó el portavoz de la mansión ejecutiva.
El gobernante ruso manifestó su decepción por las acciones tomadas por Washington mientras calificó tal postura de poco constructiva, «al impulsar sanciones unilaterales que causan daño a las relaciones bilaterales y a los esfuerzos para hallar el compromiso en la normalización ucraniana», indicó el Kremlin en un comunicado.
Este miércoles, el Departamento del Tesoro norteamericano anunció nuevas sanciones contra los bancos Gazprombank y Vnesheconombank y las compañías energéticas Rosneft y OAO Novatek.
Las penalizaciones contra los bancos y empresas del sector energético rusos verán restringido su acceso al mercado estadounidense y son consideradas las más severas impuestas por Washington a Moscú, según el diario The New York Times.
Con anterioridad medios de prensa analizaron que la administración demócrata se encuentra frustrada ante la renuencia de los gobiernos europeos a tomar acciones más enérgicas contra Rusia.
Según analistas estadounidenses y europeos, citados por el sitio digital Bloomberg, los deseos de la Casa Blanca de castigar al Kremlin ocurren cuando críticos del gobierno de Obama lo acusan de verter repetidas advertencias sobre sanciones más duras sin concretar acciones.
Diversas fuentes apuntan que la actual situación de violencia en el este ucraniano deriva del golpe de Estado que provocó el derrocamiento del presidente Víktor Yanukóvich, en febrero pasado, el cual fue alentado y financiado por el gobierno estadounidense.
Semanas atrás, la administración Obama amplió a casi una treintena la lista de ciudadanos rusos sujetos a sanciones, entre quienes se incluyen políticos, funcionarios, empresarios y compañías como Gazprom y el banco Rossia.
Las medidas punitivas estuvieron motivadas por la decisión de Putin de apoyar los resultados del plebiscito celebrado en Crimea, en el que más del 97 por ciento de los ciudadanos de esa república autónoma decidieron adherirse a Rusia.
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